domingo, 5 de febrero de 2017

MISA Febrero 6, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES



MISA  Febrero 6,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Dios mío, inclina tu oído, escúchame
Lunes Febrero 6
Memoria de los santos Pablo Miki, sacerdote y compañeros, mártires

Antífona de Entrada Ahora gozan en el cielo las almas de los santos, que siguieron en la tierra las huellas de Cristo; y, porque lo amaron hasta derramar su sangre por él, con Cristo se gozan eternamente.

Oración Colecta
Oremos: Dios nuestro, fortaleza de los santos, que por medio de la cruz te dignaste llamar a la gloria a los santos mártires Pablo Miki y compañeros, concédenos, por su intercesión, que mantengamos firmemente hasta la muerte la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (1, 1-19)

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Salmo 103
R/.  Bendice al Señor, alma mía.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío,  inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad,  la luz te envuelve como un manto. R/. Bendice al Señor, alma mía.

Sobre bases inconmovibles  asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la cubriste  y las aguas en los montes concentraste. R/. Bendice al Señor, alma mía

En los valles haces brotar  las fuentes, que van corriendo entre montañas;  junto al arroyo vienen  a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R/. Bendice al Señor, alma mía.

¡Qué numerosas  son tus obras, Señor,  y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía.
R/. Bendice al Señor, alma mía.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesús proclamaba el Evangelio del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad.
Aleluya.
Evangelio

† Lectura Evangelio Marcos (6, 53-56)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret.  Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.  A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio Marcos (6, 53-56)

El Evangelio nos dice que con sólo tocar a Jesús los enfermos sanaban. Aunque las circunstancias han cambiado, seguimos teniendo a Cristo cerca de nosotros, al alcance de nuestra mano en la Eucaristía. En este sacramento adoramos al Cristo vivo por siempre. Jesús viene a nosotros: es un Dios cercano que entra en la propia vida. Jesús anhela curarnos y darnos la vida plena. ¡La gracia de Cristo transforma y renueva al hombre mediante su amor! ¿Creemos realmente en que Jesús puede hacer esto con nosotros? Sufrir una enfermedad o un mal es siempre difícil para la naturaleza humana pero es más terrible no ser amigo de Dios y alejarse de su amor. Por eso el Señor nos da el sacramento de la reconciliación. Acerquémonos a Cristo también por medio de la oración porque Él siempre nos escucha cuando rezamos. Redescubramos hoy el valor de los sacramentos y la oración en nuestra vida para convertirnos por dentro en verdaderos cristianos.

Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en la conmemoración de estos santos mártires y a nosotros tus siervos concédenos permanecer siempre firmes en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Prefacio de los santos Mártires I
Testimonio y ejemplo de los  mártires
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque la sangre de san Pablo Miki y compañeros, mártires, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión Ustedes han perseverado conmigo en mis pruebas, dice el Señor, y yo les voy a dar el Reino, para que en él coman y beban a mi mesa.

Oración después de la Comunión
Oremos: Señor Dios, que en tus santos mártires manifestaste de modo admirable el misterio de la cruz, concede, benigno, que, fortalecidos por este sacrificio, permanezcamos fielmente adheridos a Cristo y trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén



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