domingo, 12 de febrero de 2017

MISA Febrero 13, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES



MISA  Febrero 13,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Haz el bien, te sentirás feliz
Lunes Febrero 13
Feria del Tiempo Ordinario: Lunes de la 6a. semana

Antífona de Entrada: En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.

Oración Colecta
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que en la superabundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (4, 1-15. 25)
En aquel tiempo, Adán se unió con Eva, su mujer; ella concibió y dio a luz a Caín, pues decía: “Con el favor de Dios he engendrado un hijo”. Después de algún tiempo dio a luz al hermano de Caín,  Abel. Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador. Sucedió en una ocasión, que Caín presentó como ofrenda al Señor los productos de la tierra. También Abel le hizo una ofrenda: sacrificó las primeras crías de sus ovejas y quemó su grasa.  Al Señor le agradaron las ofrendas de Abel, pero no le agradaron las de Caín; por lo cual, Caín se enfureció y andaba resentido. El Señor le dijo entonces a Caín: “¿Por qué te enfureces tanto y andas resentido? Si hicieras el bien, te sentirías feliz; pero si haces el mal, el pecado estará a tu puerta, acechándote como fiera; pero tú debes dominarlo”. Un día Caín le dijo a su hermano Abel: “Vamos al campo”. Y cuando estaban en el campo, Caín se lanzó contra su hermano y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Caín le respondió: “No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?” El Señor le dijo: “¿Qué es lo que has hecho? ¿No oyes cómo la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra? Por eso serás maldito y tendrás que vivir lejos de la tierra que recibió de ti la sangre de tu hermano; y aunque cultives la tierra, ella no volverá a darte frutos abundantes. Tú andarás por el mundo errante y fugitivo”. Caín le contestó al Señor: “Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. Puesto que tú me arrojas de esta tierra fértil, tendré que ocultarme de ti y andar errante y fugitivo por el mundo, y cualquiera que me encuentre, me matará”. El Señor le dijo: “De ninguna manera. El que te mate a ti será castigado siete veces”. Y el Señor le puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matara.  Adán se unió otra vez a su mujer, y ella dio a luz un hijo, a quien llamó Set, pues decía: “El Señor me ha dado otro hijo en lugar de Abel, asesinado por Caín”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Salmo 49
R/. Te ofreceremos, Señor,  sacrificios de alabanza.

Habla el Dios de los dioses, el Señor,  y convoca a cuantos viven en la tierra del oriente al poniente: “No voy a reclamarte sacrificios,  pues siempre están ante mí tus holocaustos.
Te ofreceremos, Señor,  sacrificios de alabanza.

¿Por qué citas mis preceptos  y hablas a toda hora de mi pacto, tú que detestas la obediencia  y echas en saco roto  mis mandatos?
Te ofreceremos, Señor,  sacrificios de alabanza.
Te pones a insultar  a tu hermano  y deshonras al hijo de tu madre. Tú haces esto,  ¿y yo tengo que callarme?  ¿Crees acaso que yo soy como tú? No, yo te reprenderé y te echaré en cara tus pecados”.
Te ofreceremos, Señor,  sacrificios de alabanza.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio

† Lectura Evangelio Marcos (8, 11-13)
Gloria a ti, Señor.

 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró profundamente y dijo: “¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal”. Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN Evangelio Marcos (8, 11-13)

Discutir puede ser aceptable, pero los fariseos son hostiles: han decidido que Jesús es su enemigo. Desde ahora, en el Evangelio, ellos estarán probando a Jesús, intentando encontrar sus debilidades, de manera de poder eliminarlo. Nada de lo que hace los satisface: sus corazones están cerrados. Dios a menudo nos prueba, pero es para exponer lo mejor de nosotros, para que nuestra fe y alegría crezcan más profundamente.
¿Hago que Jesús a veces suspire profundamente? ¿Estoy esperando que Él haga algo espectacular por mí? ¿No es suficiente que Él haya dado su vida para salvar al mundo? ¿Soy un discípulo vacilante del cual no se puede depender? Oro: ”Jesús, no me dejes atrás. Llévame contigo cuando atravieses a un lugar que no puedo alcanzar sin tu ayuda: el reino de Dios.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la santificación que proviene de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio Común VI
El misterio de nuestra salvación en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias y alabarte, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Él es tu Palabra, por quien hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos participamos de un mismo pan y de un mismo cáliz.

Oración después de la Comunión
Oremos: Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén


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