martes, 7 de febrero de 2017

MISA Febrero 8, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES





MISA  Febrero 8,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Busquen al Señor y serán fuertes
F. T. O.: Miércoles de la 5a. sem. o mem. lib. de San Jerónimo Emiliani o de Santa Josefina Bakhita, virgen
Miércoles Febrero 8

Antífona de Entrada Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.

Oración Colecta
Oremos: Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos  y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (2, 4-9. 15-17)

Cuando el Señor Dios hizo el cielo y la tierra, no había ningún arbusto en el campo, ni había brotado ninguna hierba silvestre, pues el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra y no había hombres que labraran el suelo y abrieran canales para que corriera el agua y se regaran los campos. Un día, el Señor Dios tomó polvo del suelo y con él formó al hombre; le sopló en las narices un aliento de vida, y el hombre comenzó a vivir. Después plantó el Señor un  jardín al oriente del Edén y allí puso al hombre que había formado. El Señor Dios hizo germinar del suelo toda clase de árboles, de hermoso aspecto y sabrosos frutos, y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. El Señor Dios le dio al hombre esta orden: “Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal te mando que no comas, porque el día en que comas de él, morirás sin remedio”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Salmo 103
Bendito sea el Señor, que nos ha dado la vida.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío,  inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad,  la luz te envuelve como un manto.
Bendito sea el Señor, que nos ha dado la vida.

Todos los vivientes aguardan que les des de comer  a su tiempo;  les das el alimento y lo recogen,  abres tu mano  y se sacian de bienes.
Bendito sea el Señor, que nos ha dado la vida.

Si retiras tu aliento, toda creatura muere  y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida,  y renuevas el aspecto de la tierra.
Bendito sea el Señor, que nos ha dado la vida.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad.
Aleluya.
Evangelio

† Lectura Evangelio Marcos (7, 14-23)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro”. Cuando entró en una casa para alejarse de la muchedumbre, los discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. El les dijo: “¿Ustedes también son incapaces de comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en el hombre desde afuera puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y después, sale del cuerpo?” Con estas palabras declaraba limpios todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio Marcos (7, 14-23)

Jesús va a decir: “Ojo que dentro del corazón del hombre salen: Los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgulloy la falta de juicios.”
Todas éstas cosas salen de dentro del hombre y haciéndolo impuro. Por eso queridos oyentes queridos hermanos y hermanas de Radio María, no guardemos maldades en el mismo lugar donde tenemos que guardar la palabra del Señor. Que el corazón este abierto a Jesús, el corazón tiene que estar abierto a los misterios de la fe, a lo que nos sobrepasa de Dios.
Un corazón abierto para hacer memoria de las maravillas que el Señor hace por nosotros; abierto a la presencia del cuerpo de Cristo cuando comulgamos y recibimos la Eucaristía y la Santidad de Dios. En el fondo, lo que nos dice la palabra de hoy es que no guardemos maldades en el corazón, que es la casa de la Santisima Trinidad.

El Señor tiene añoranza de nuestro corazón, de tú carazón, de mí corazón,. Tiene sed de cada uno de nosotros, nos quiere cerca de Él, por lo tanto queridos amigos, que encuentre limpia la casa de nuestro corazón en la que desea habitar.

Que el Señor los bendiga, los cuide y los proteja, y les de la Gracia que más necesiten. Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio Común III
Alabanza a Dios por la creación  y la redención del hombre
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por medio de tu amado Hijo, no sólo eres el creador del género humano, sino también el autor bondadoso de la nueva creación. Por eso con razón te sirven todas las creaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, también nosotros, unidos a todos los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión El cáliz de bendición, por el que damos gracias, es la unión de todos en la Sangre de Cristo; y el pan que participamos es la participación de todos en el Cuerpo de Cristo.

Oración después de la Comunión
Oremos: Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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