sábado, 22 de abril de 2017

MISA Abril 23, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES



MISA  Abril 23,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
DOMINGO 23
La Divina Misericordia
Blanco II Domingo de Pascua MR p. 347 (353) Lecc. I, p. 98 LH del Domingo de Pascua. 2das Vísperas del II domingo de Pascua [Se omiten las memorias de San Jorge, mártir y de San Adalberto, obispo y mártir]
LA IGLESIA, COMUNIDAD APOSTÓLICA

ANTÍFONA DE ENTRADA 1 Pe 2, 2
Como niños recién nacidos, anhelen una leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este pueblo a ti consagrado con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que todos comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
Los creyentes vivían unidos y todo lo tenían en común.

Del libro  los Hechos de los Apóstoles: 2, 42-47

En los primeros días de la Iglesia, todos los que habían sido bautizados eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones. Toda la gente estaba llena de asombro y de temor, al ver los milagros y prodigios que los apóstoles hacían en Jerusalén.
Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común. Los que eran dueños de bienes o propiedades los vendían, y el producto era distribuido entre todos, según las necesidades de cada uno. Diariamente se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos, con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y toda la gente los estimaba. Y el Señor aumentaba cada día el número de los que habían de salvarse. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117, 2-4. 13-15. 22-24
R/. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la casa de Aarón: "Su misericordia es eterna". Digan los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna". R/.
Querían a empujones derribarme, pero Dios me ayudó. El Señor es mi fuerza y mi alegría, en el Señor está mi salvación R/.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Éste es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.

SEGUNDA LECTURA
La resurrección de Cristo nos da la esperanza de una vida nueva.

De primera carta del apóstol san Pedro: 1, 3-9

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva, que no puede corromperse ni mancharse y que él nos tiene reservada como herencia en el cielo. Porque ustedes tienen fe en Dios, él los protege con su poder, para que alcancen la salvación que les tiene preparada y que él revelará al final de los tiempos.
Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego. A Cristo Jesús no lo han visto y, sin embargo, lo aman; al creer en él ahora, sin verlo, se llenan de una alegría radiante e indescriptible, seguros de alcanzar la salvación de sus almas, que es la meta de la fe. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SECUENCIA opcional, (Lecc. 1, p. 94).

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 20, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Ocho días después, se les apareció Jesús.

LECTURA Evangelio Juan: 20, 19-31

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio Juan: 20, 19-31

¿Qué era la paz, el shalom para un judío? Era el buen saludo, el buen deseo. La paz que Jesús da no es ausencia de riñas. Es bienestar general. Es anchura de espíritu. Es una situación plena. Es poder decir desde dentro: Soy feliz.
Esta es la comunicación de Jesús, a la que le da la máxima importancia, porque quiere que acojamos en nuestra vida esta paz profunda, para que estemos a gusto con nosotros y con los demás y demos gloria a Dios. Esta es la felicidad que Jesús nos quiere transmitir, felicidad que abarca la hondura de nuestro ser.
El que acepta la paz, la felicidad interior que da Jesús, se siente impulsado a transmitir eso mismo a otros. Es algo que no se puede poseer en exclusiva. Como se contagia la tristeza y el pesimismo, así también se transmite la alegría y la dicha profunda.
No podemos reducir el perdón a la función sacramental. Todos nosotros estamos llamados a vivir en el perdón y a darlo en nuestro vivir diario. Jesús nos invita a comunicar vida y libertad. Y esto está dirigido a todos. Todos somos ahora la presencia viva de Jesús. Él quiere llegar por medio de nosotros a nuestros hijos, familiares, amigos y desconocidos.
El texto aborda también las dificultades. Tomás era uno de los Doce. No creía. No estaba con los demás en la Comunidad. Los otros le decían: “Hemos visto al Señor”, pero él seguía sin creer. Y ¿dónde estaba la dificultad? Hoy mismo, si alguien de otra cultura nos pregunta: “Vosotros, ¿de quién sois seguidores? Y si le contestáis: “De un crucificado”, él os puede contestar: “Qué insensatez”.                                                               
Nosotros, a 2000 años de distancia, lo vemos todo normal; pero los primeros cristianos se preguntaban: ¿Se puede mostrar Dios en un condenado a muerte?
Dios estaba con Jesús cuando su compromiso por los marginados de este mundo lo llevó a morir ajusticiado. Dios está en la debilidad, en la pobreza. Esta es la lógica de Dios. Y parece que tiene que ser así.
“Al anochecer, el primer día de la semana”, es decir, en domingo, cuando están reunidos para la Fracción del Pan, tiene lugar el encuentro con Jesús Resucitado. Como nosotros, que podemos tener experiencia de Jesús en nuestra Eucaristía, a través de la Palabra y del Sacramento… Y así sentimos la presencia de Jesús, su paz, su alegría.
Tomás supera las dificultades en la Comunidad, por el testimonio de los demás, porque se pone a tiro de recibir el don del Espíritu. También a él se le calienta el corazón en contacto con Jesús y siente su paz y su alegría. Al final se rinde: ¡Señor mío y Dios mío!

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos al Señor, diciendo: Rey vencedor, escúchanos. R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua. R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su santa resurrección, ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven los dones que la misericordia del Padre les ha restituido. R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su gloriosa resurrección, ha dado al mundo la vida verdadera y ha renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer en su triunfo, viven sin esperanza. R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos y los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran.R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, anunció la alegría a las mujeres, y por medio de las mujeres a los apóstoles, y por medio de los apóstoles al mundo entero, pidámosle por los que nos hemos reunido para celebrar su triunfo. R/. Rey vencedor, escúchanos.
Señor, Dios nuestro, que en tu gran misericordia nos has hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, escucha nuestra oración y acrecienta en nosotros la fe pascual, para que, creyendo en tu Hijo, sin haberlo visto, consigamos, como meta de nuestra fe, la salvación de nuestras almas. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo (y de los recién bautizados), para que, renovados por la confesión de tu nombre y por el bautismo, consigamos la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de Pascua (este día), p. 499 (500).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Jesús dijo a Tomás: Acerca tu mano, toca los agujeros que dejaron los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que la gracia recibida en este sacramento pascual permanezca siempre en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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