martes, 3 de abril de 2018

MISA Abril 4, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES





MISA Abril  4,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Miércoles de la Octava de Pascua
Miércoles, 4 de abril de 2018
CAMINANDO CON EL SEÑOR   (Hch 3,1-10; Lc 24,13-35)
MIÉRCOLES 4
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR. p 3431349) / Lecc. I. p 860
LA FUERZA DE LOS SÍMBOLOS
Hech 3, 1-10 Lc 24. 13-35

Los discípulos de Emaús viven un proceso de cambio interior muy dinámico. Pasan en una tarde del desaliento y la desesperanza al gozo y la confianza. Caminan al lado del desconocido, dialogan con él y no consiguen reconocer a Jesús. La apariencia del resucitado no era idéntica a la del profeta de Nazaret. Una apariencia misteriosa velaba su identidad. Sin embargo, cuando lo invitan a cenar y bendice y parte el pan con los gestos acostumbrados, lo reconocen. El relato de los Hechos de los Apóstoles nos pinta de cuerpo entero a unos apóstoles con una enorme libertad interior. Pedro y Juan confían en la fuerza del nombre de Jesús. No han edificado su seguridad personal sobre la riqueza, las influencias o las armas. Su debilidad es su fortaleza. La palabra y la fe en Jesús resucitado los ha transformado en testigos libres y valientes.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que cada año nos inundas de alegría por la solemnidad de la resurrección del Señor, concédenos propicio que, por estas fiestas que celebramos en el tiempo, merezcamos llegar al gozo de la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
Te voy a dar lo que tengo: En el nombre de Jesús, camina.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 3,1-10

En aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente llevaban y ponían ante la puerta llamada la "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.
Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió limosna. Pedro y Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: "Míranos". El hombre se quedó mirándolos en espera de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: "No tengo ni oro ni plata, pero te voy a dar lo que tengo: En el nombre de Jesucristo nazareno, levántate y camina". Y, tomándolo de la mano, lo incorporó.
Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso de pie, empezó a andar y entró con ellos al templo caminando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta "Hermosa" del templo, quedaron llenos de miedo y no salían de su asombro por lo que había sucedido. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9
R/. Cantemos al Señor con alegría. Aleluya.

Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos. R/.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder y a su presencia acudan. R/.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. R/.

SECUENCIA
Opcional. Lecc. I, pág. 855.

Miércoles, 4 de abril de 2018
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 117, 24
R/. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el pan.

Del santo Evangelio según san Lucas: 24,13-35

El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?".
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?". Él les preguntó: "¿Qué cosa?". Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?".
Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!".
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón".
Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION  Evangelio según san Lucas: 24,13-35

En el Evangelio de san Lucas, Nuestro Señor recalca, a los dos discípulos que van camino de Emaús, que Cristo debería sufrir y al tercer día resucitar de entre los muertos; o como lo había dicho antes en este capítulo, “¿No era necesario que Cristo sufriera y así entrara en su Gloria?” Sin duda que la alegría de haber descubierto que Cristo había resucitado, evitaba preguntas obvias cómo “¿Por qué?” “¿Por qué el inocente tenía que sufrir?” “¿Por qué Cristo debe sufrir?” “¿Por qué la Pasión tenía que preceder a la Resurrección?”
El mensaje del Evangelio es un completo informe de la ley de la cruz, que es una locura y un escándalo, incomprensible en sí mismo y aceptable sólo a la luz de la fe. El mensaje de Cristo y las demandas que nos hace, serían vacías si el mismo Cristo no tomara sobre sí las profundidades del sufrimiento humano. Después de todo, los primeros lectores del Evangelio de Lucas enfrentaban la persecución, y algunos estaban preparados para morir por su fe. Para ellos, y muchos más que hasta hoy mismo lo siguen, Cristo no les advierte sobre el estrecho y difícil camino, mientras Él toma una ruta diferente. ES

Intenciones
Señor Resucitado, camina siempre con tu Iglesia cuando sea perseguida o luche con dificultades que amenacen su unidad, y así te pedimos.
Señor Resucitado, camina con nuestras comunidades  cuando se sientan acosadas por conflictos, luchas, injusticias y pérdida de fervor, y así te rogamos.
Señor Resucitado, sigue caminando con nosotros cuando nos sintamos confusos, minados por la duda, duros de cabeza y lentos para entenderte a ti y a tu evangelio, y así te rogamos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estas ofrendas de la humanidad redimida, y realiza a favor nuestro, la plena salvación del cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de Pascua (en este día), MR. p. 499 (500).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús, al partir el pan. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que, purificados de nuestra antigua condición pecadora, la santa recepción del sacramento de tu Hijo nos transforme en nuevas creaturas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La despedida se hace como el día de Pascua.

Bendición
Hermanos: ¡Ojalá también nosotros pudiéramos decir con los discípulos de Emaús. ¿No sentíamos arder nuestro corazón mientras Jesús caminaba con nosotros por el camino y nos revelaba su Buena Noticia?
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

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