Decálogo de los personajes de la Pascua
Se enviara en 2 partes. Hoy 1ª. Parte.
Jesucristo es el gran personaje de la resurrección, el gran protagonista. Junto a Él aparecen otros diez personajes o grupos de personajes, que nos interpelan:
1.- Dos hombres -dos ángeles- con vestidos resplandecientes, de aspecto como el relámpago, vestidos como la nieve:
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite”. (Mt. 28, 2; Mc., 16,5; Lc. 24, 4-6)
2.- Los soldados guardianes del sepulcro y los sumos sacerdotes:
“Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, se produjo un gran terremoto y rodó la piedra que cerraba el sepulcro… Los guardias, aterrorizados, se pusieron a temblar y quedaron como muertos… Algunos de los guardias marcharon a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado”. Estos, reunidos con los ancianos, tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados diciéndoles: Decid que, viniendo los discípulos de noche, le robaron mientras vosotros dormíais. Y si llega la cosa a oídos del gobernador, nosotros le convenceremos y haremos que no se os inquiete”. (Mt. 28,1-5 y 12-15)
3.- María Magdalena, junto a María la de Santiago, Juana, Salomé y las demás mujeres que estaban con ellas:
“Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle, y muy de madrugada, el primer día de la semana, al salir el sol, van al sepulcro… Jesús resucitó el primer día de la semana y se apareció primero a María Magdalena… Ella fue a comunicarlo a los que había vivido con El, que estaban tristes y llorosos”. (Mc. 16,1-2 y 9-10)
“Jesús les salió al encuentro, diciéndoles: ¡Salve! Ellas, acercándose, asieron sus pies y se postraron ante El. Les dijo entonces Jesús:
“Diciendo esto (María Magdalena), se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuera Jesús. Le dijo Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscáis? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo tomaré. Le dijo Jesús: ¡María! Ella, volviéndose le dijo en hebreo, ¡Rabboni!, que significa Maestro. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre, pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. María fue anunciar a los discípulos: He visto al Señor”. (Jn. 20, 14-18)ç
4.- El apóstol San Pedro:
“Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro… Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte”. (Jn. 20, 3-7)
“Después de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberíades y se apareció así: Estaban juntos Simón Pedro y… Les dijo Simón Pedro: Voy a pescar… Salieron y entraron en la barca y en aquella noche no pescaron nada. Llegada la mañana estaba Jesús en la playa, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús. Les dijo Jesús: muchachos, ¿no tenéis nada a mano nada que comer? Le respondieron: no. Él les dijo: echad las redes a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y ya no podían arrastrar la red por la multitud de los peces. Dijo entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba: ¡Es el Señor! Así que oyó Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la sobretúnica -pues estaba desnudo- y se arrojó al mar”. (Jn. 21, 1-8).
“Cuando hubieron comido, dijo Jesús a Simón Pedro (por tres veces): Simón hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Él le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Le dijo Jesús: apacienta mis corderos… En verdad, en verdad, te digo: cuando eras joven, tú te ceñías e ibas donde querías; cuando envejezcas, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieres. Esto lo dijo indicando con que muerte había de glorificar a Dios. Después añadió: Sígueme”. (Jn. 21, 15-19)
“Viéndole (a Juan), pues, Pedro dijo al Señor: Señor, ¿y este qué? Jesús le dijo: Si quisiera que este permanecería hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú, sígueme”. (Jn. 21, 21-22)
5.- El apóstol San Juan:
“Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y asomándose, vio las vendas en el suelo, pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido las Escrituras: que él había de resucitar de entre los muertos”. (Jn. 20, 3-9)
“Después de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberíades y se apareció así: Estaban juntos Simón Pedro y… Le dijo Simón Pedro: Voy a pescar… Salieron y entraron en la barca y en aquella noche no pescaron nada. Llegada la mañana estaba Jesús en la playa, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús. Les dijo Jesús: muchachos, ¿no tenéis nada a mano nada que comer? Le respondieron: no. Él les dijo: echad las redes a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y ya no podían arrastrar la red por la multitud de los peces. Dijo entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba: ¡Es el Señor! (Jn. 21, 1-7)
“Se volvió Pedro y vio que seguía detrás el discípulo a quien amaba Jesús, en el que en la cena se había recostado en su pecho y le había preguntada: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Viéndole, pues, Pedro dijo al Señor: Señor, ¿y este qué? Jesús le dijo: Si quisiera que este permanecería hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú, sígueme”. Se divulgó entonces entre los hermanos la voz de aquel discípulo no moriría; mas no dijo Jesús que no moriría, sino: si yo quisiera que éste permaneciese hasta que venga, ¿a ti qué? Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió y sabemos que su testimonio es verdadero”. (Jn. 21, 21-24)
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