sábado, 28 de abril de 2018

EUCARISTIA Abril 29, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES




EUCARISTIA  Abril 29, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Domingo 5º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 29 de abril de 2018
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (Ciclo B)
Ramas de la Misma Vid
Diferentes, pero Uno en Cristo
Blanco V Domingo de Pascua [Se omite la Memoria de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia] MR. p. 370 (375) / Lecc. I. p 220
SEGUIR CON JESÚS
Hech 9, 26-31; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8

El discurso de la verdadera vid es una narración alegórica. El Padre es el viñador que poda, limpia y abona su vid. La vid genuina, es decir, la que produce racimos carnosos y suculentos es Jesús. Los sarmientos, es decir los tallos delgados y flexibles de donde brotan hojas y racimos, somos los discípulos de Jesús. En esa dinámica se opera una labor de conjunto entre Dios, su enviado y los que escuchan su palabra. Todo lleva un propósito: generar frutos de vida abundante para el prójimo. La comunidad de los creyentes no debe vivir para sí misma. Es una comunidad misionera y apostólica que tiene que asumir los reclamos y necesidades de la sociedad donde vive. El apóstol san Pablo así lo comprendió y por eso subió a Jerusalén y posteriormente bajó a Cesarea marítima y a Tarso, para anunciar el mensaje de esperanza que le había cambiado la vida. Sus habilidades notables como pastor, predicador y dirigente, ayudaron a la construcción de la Iglesia.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 97, 1-2
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
Les contó cómo había visto al Señor en el camino.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9,26-31

Cuando Pablo regresó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.
Entonces, Bernabé lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino, cómo el Señor le había hablado y cómo él había predicado, en Damasco, con valentía, en el nombre de Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en Jerusalén, iba y venía, predicando abiertamente en el nombre del Señor, hablaba y discutía con los judíos de habla griega y éstos intentaban matarlo. Al enterarse de esto, los hermanos condujeron a Pablo a Cesarea y lo despacharon a Tarso.
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 21, 26b-27. 28. 30ab. 30c-32
R/. Bendito sea el Señor. Aleluya.

Le cumpliré mis promesas al Señor delante de sus fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo buscan: su corazón ha de vivir para siempre. R/.
Recordarán al Señor y volverán a él desde los últimos lugares del mundo; en su presencia se postrarán todas las familias de los pueblos. Sólo ante él se postrarán todos los que mueren. R/.
Mi descendencia lo servirá y le contará a la siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la justicia del Señor y todo lo que él ha hecho. R/.

SEGUNDA LECTURA
Este es su mandamiento, que creamos y que nos amemos.

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 18-24

Hijos míos: No amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.
Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Del santo Evangelio según san Juan: 15, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así corno discípulos míos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio según san Juan: 15, 1-8

Esta extraña parábola en Juan, tiene abundantes ecos del Antiguo Testamento; pero su contexto de la Última Cena le da una significancia Eucarística; se relata como los discípulos han tomado su sangre en la forma de vino y por tanto manifiesta la unión más cercana del Señor y sus seguidores.
Los frutos de nuestra vida Cristiana es trabajo de Dios. Cada uno de nosotros puede ver la vida y el trabajo de Dios en otros, en el ministerio, en el amor, en el compromiso, valentía, resiliencia y la gentileza y compasión común y corriente de la vida diaria. Cada uno de nosotros, también, está dotado de alguna manera especial. Podemos llevar los frutos de Dios de una manera que nadie más puede. La oración nos permite reconocer los frutos, desarrollarlos y ofrecerlos al servicio de Dios y del pueblo de Dios. ES.

Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos a Cristo, camino verdad y vida y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor)
Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.
Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Para que Cristo. estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que nos has unido a Cristo como sarmientos a la verdadera vid, escucha nuestra oración y danos tu Espíritu Santo, para que, amándonos los unos a los otros, demos frutos abundantes de santidad y de paz. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Pascua, MR. pp. 499-503 (500-504).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 1. 5
Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes darán fruto abundante. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En una época en que muchas personas terminan volviéndose célebres y famosas por sus logros económicos, deportivos o de cualquier otro género, los cristianos recibimos en este Evangelio un llamado a la responsabilidad y la modestia. El discurso sobre la verdadera vid no fomenta el protagonismo ni tampoco la pasividad. Es necesario reconocerse siembra y edificio del Padre. Él es quien hace crecer y fructificar su obra. De ahí que no caben ni actitudes de soberbia, protagonismo, ni culto a la personalidad. Quienes tienen conciencia de su condición de hijos regenerados por el amor del Padre, viven en actitud de humildad y sencillez. Las posturas principescas y mesiánicas solamente desfiguran el rostro de la Iglesia. Bien lo dice el discurso de la vid: es necesario permanecer con él para dar fruto.

Bendición: Hermanos: Nuestro Señor nos ha dicho hoy:
“Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes”.
Si, permanezcamos en su amor  y hagamos las obras de la vida diaria unidas a él y animadas con su fuerza.
Llevarles a nuestros hermanos con nuestro interés y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo  descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.



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