lunes, 24 de diciembre de 2018

EUCARISTÍA Diciembre 25, Santoral, Reflexión y Peticiones





EUCARISTÍA Diciembre 25, Santoral, Reflexión y Peticiones
Liturgia Viva del 25 de Diciembre. Feria de Adviento
Martes 25 de diciembre de 2018
Y EL VERBO SE HIZO HOMBRE
La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
Blanco Solemnidad con Octava, Misa de la Noche MR. p.162 (176) Lecc. I p. 427
Is 52,7-10): (Heb 1,1-6), (Jn 1,1-18)

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 2, 7
El Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la claridad de Cristo, luz verdadera concede a quienes hemos conocido los misterios de esa luz en la tierra, que podamos disfrutar también de su gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Del libro del profeta Isaías: 52, 7-10

¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión. Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97, 1.2-3ab. 3cd-4. 5-6
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.

De la carta a los hebreos: 1, 1-6

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. R/.
EVANGELIO
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros

Del santo Evangelio según san Juan: 1, 1-18

En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: "A éste me refería cuando dije: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo' ".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio según san Juan: 1, 1-18
La palabra vive entre nosotros. Dejo que esta verdad penetre mas profundamente, dando tiempo para permitir que mi gratitud y mi alegría sea mi respuesta al acto de fe de Dios en mi;.
Entre todas las luces de estas Navidades, valoro la luz que me entrega la plegaria. Me reconforta la seguridad de que la obscuridad no vencer a la luz, y ruego porque todos aquellos que celebran esta fiesta puedan experimentar la luz y la felicidad.
Ruego por las familias de hoy: que todos aquellos que celebran juntos esta fiesta crezcan en amor, y aquellos que esta aparte sean confortados con una creciente conciencia del amor de Dios por ellos. ES.

Se dice Credo. A las palabras: y por obra..., hay que arrodillarse.

Oración de los Fieles
Dios nos habla su palabra viva, la persona de Jesús. Digamos ahora nuestras balbuciente palabras a Jesús, nuestro Señor y hermano, y digámosle: R/ Háblanos tu Palabra, Señor.

Señor, Jesús, por todos los que proclaman al Pueblo de Dios la palabra liberadora de tu Evangelio, para que ellos mismos se sientan llenos de ella y así la proclamen con ardor y convicción. Por eso te decimos: R/ Háblanos tu Palabra, Señor.
Señor Jesús, por todos los que oyen tu palabra viva, para que la reciban, la atesoren en su corazón y dé frutos de justicia y amor en sus vidas. Por eso te decimos: R/ Háblanos tu Palabra, Señor.
Señor Jesús, por todos los que no te conocen todavía, para que la vida de muchos cristianos convencidos abra su ojos a ti, verdadera luz del mundo. Por eso te decimos: R/ Háblanos tu Palabra, Señor.
Señor Jesús, por los que hablan palabras de amargura y gritan su soledad y miseria, para que nosotros les hablemos palabras confortantes de esperanza. Por eso te decimos: R/ Háblanos tu Palabra, Señor.
Señor Jesús, por tu cuerpo visible en la tierra -nuestras comunidades cristianas, para que sepamos vivir en paz con Dios y con los hermanos, y así seamos un solo corazón y una sola alma. Por eso te decimos. R/ Háblanos tu Palabra, Señor.
Señor Jesús, tú viniste a nuestro mundo y conoces nuestras necesidades, deseos y aspiraciones. No nos des siempre lo que te pedimos, sino lo que realmente necesitamos, y quédate siempre con nosotros, ahora y por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra perfecta reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 (489-491).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 97, 3
Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos viene de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo, que hoy nos ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento a la vida, también nos haga partícipes de su inmortalidad. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 (599).

Bendición Dios nos ha hablado aquí hoy no con meras promesas sino en la persona viviente de su propio Hijo. Él vino como luz que ilumina nuestra oscuridad.
¿Cómo podríamos nosotros todavía permanecer en la tiniebla? Él nos ha hecho hijos e hijas de Dios.
¿Vivimos efectivamente como hijos e hijas suyos?
¿Estamos reflejando su luz a los hermanos?
En medio de la alegría de Navidad, no olvidemos nuestra bella misión: dar a Jesús al mundo.
Y que Dios todopoderoso y misericordioso nos bendiga y nos guarde a todos:  el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Podemos ir en la paz de Cristo para ser testigos de su amor.



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