viernes, 26 de febrero de 2016

MISA Febrero 27 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES


MISA  Febrero  27 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
SÁBADO 27
Morado Feria de Cuaresma MR p. 215 (272); Lecc. I, p. 734; LH Vísperas I del Domingo. Semana III del Salterio.
Otros Santos: Gabriel de la Virgen de los Dolores (de la Dolorosa), religioso; Ana Line y compañeros mártires. Beata Francisca Ana Cirer Carbonell, fundadora.
QUE NO SE ENOJA POR MUCHO TIEMPO

Mi 7,14-15. 18-20; Lc 15,1-3. 11-32

El profeta Miqueas concluye su obra con un mensaje de esperanza para el pueblo. Dios conoce nuestra debilidad y no se encoleriza por nuestras faltas, sino que olvida y como dice la imagen poética, lanza hasta el fondo del mar nuestros pecados. Para el profeta no había una distancia más remota que el fondo del océano. Esa certidumbre en el amor misericordioso de Dios es la enseñanza fundamental que nos comunica el Señor Jesús en la parábola del Hijo pródigo. El padre compasivo que aparece en la parábola no solamente no se irrita con su hijo, sino que se desvive por él, lo deja en libertad de partir, no amputa ni cancela su autodeterminación, pues cuando le pide su herencia, se la entrega sin excusa o demora alguna. Cuando se percata de su llegada, organiza un festejo magnífico para celebrar el reencuentro con el hijo perdido. Desde esta óptica, sabemos que el camino a la casa del Padre siempre está abierto para cuando decidamos reconciliarnos con Él.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 144, 8-9
El Señor es compasivo y misericordioso, lleno de paciencia y amor; el Señor es bueno con todos y su bondad se extiende a todas sus creaturas.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que gracias a tus celestiales remedios, nos haces participar, ya desde este mundo, de los bienes eternos, dirige nuestra vida presente para que, conducidos por ti, lleguemos a la luz en que tú habitas.
Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Arrojará a lo hondo del mar nuestros delitos.

Libro del profeta Miqueas: 7, 14-15. 18-20

Señor, Dios nuestro, pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que vive solitario entre malezas y matorrales silvestres. Pastarán en Basán y en Galaad, como en los días de antaño, como cuando salimos de Egipto y nos mostrabas tus prodigios.
¿Qué Dios hay como tú, que quitas la iniquidad y pasas por alto la rebeldía de los sobrevivientes de Israel? No mantendrás por siempre tu cólera, pues te complaces en ser misericordioso.
Volverás a compadecerte de nosotros, aplastarás con tus pies nuestras iniquidades, arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos. Serás fiel con Jacob y compasivo con Abraham, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos, Señor, Dios nuestro. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102, 1-3. 3-4. 9-10. 11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.
El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 15, 18
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. R/.
EVANGELIO
Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida.

LECTURA Evangelio Lucas capítulo 15, versículos 1 al 3 y  11 al 32

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: `¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.
Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: 'Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio Lucas capítulo 15, versículos 1 al 3 y  11 al 32

Es difícil hablar de Dios. Para Jesús tampoco era sencillo explicar a sus discípulos, en profundidad, quién era este Dios con el que Él vivía tan unido y con quien tan identificado estaba. Dios siempre es mucho más grande que lo que nuestras palabras humanas, como las de Jesús, son capaces de expresar.

Por eso, Jesús nos habla de Dios con parábolas, con comparaciones sencillas que pudiéramos comprender. Así nos lo explica en esta parábola: Dios es como un Padre. Más aún. Dios es como el Padre de esta parábola que hemos escuchado. Un padre que ama y perdona. Más que la parábola del hijo, esta historia merece más ser conocida por ser la parábola del Padre. No nos habla tanto de la conversión del hijo, que también, sino de cómo es ese Padre al que no podemos dejar de conocer y en quien no podemos dejar de confiar. Dios es amor. Es misericordia. Esta es su verdad más profunda. Si el hijo, reconocido su mal obrar, vuelve donde el Padre, es porque confía en su amor y en su perdón. Saberse acogido, le permite rehacer su vida. Estando perdido, el amor del Padre le hace volver a vivir.

Dios nos ama siempre. No se cansa de amarnos y de perdonarnos. Es lo que nos enseña la parábola. Su amor es siempre incondicional y gratuito. La parábola además de mostrarnos cómo es Dios, nos enseña a contrastarnos con los tres personajes principales. El Padre, infinitamente misericordioso, el hijo menor, confiado y arrepentido, y el otro hijo, el mayor, quien queda en evidencia porque no comprende la gratuidad del amor verdadero del Padre. Es una parábola preciosa, que nunca hemos de dejar de recordar, sobre todo cuando nos acerquemos al confesionario a recibir el “sacramento de la misericordia”.

Bendición Hermanos: Tenemos que celebrar y regocijarnos porque muchos de nuestros hermanos y hermanas estaban muertos y ahora han vuelto a la vida por medio del perdón y reconciliación. Estaban perdidos y les hemos  encontrado. Alegrémonos, con la bendición de Dios. Que la bendición de Dios  todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la celebración de estos sacramentos, concédenos, Señor, el fruto de nuestra redención, para que nos aparte siempre de todo humano desorden y nos encamine hacia los bienes de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I- V de Cuaresma 492-496 (493-498).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 15, 32
Alégrate, hijo mío, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la santa recepción de tu sacramento, Señor, penetre hasta lo más íntimo de nuestro corazón y nos comunique su fuerza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Opcional
Dios y Padre nuestro, que tu oído misericordioso esté abierto a la oración de quienes te suplican, y, para que reciban lo que desean, concédeles pedir lo que te agrada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

OTRAS REFLEXIONES AL EVANGELIO DE HOY

REFLEXION Evangelio Lucas capítulo 15, versículos 1 al 3 y  11 al 32

No puede dejar de conmovernos la actitud y la vivencia emocional del hijo fiel, aquél que había permanecido siempre al lado del padre, sirviéndole lealmente y el que, sin embargo y según sus propias palabras, nunca se hizo acreedor de ningún alago especial.

Conmueve, porque no es difícil sentir simpatía por él. Con poco esfuerzo, si somos honestos, podemos adoptar una pose empática y ponernos en sus zapatos. ¡Cómo friega el no haber sido motivo de distinción alguna por el padre, pese a la fidelidad y lealtad mantenida tantos años!

Pero, nuestro Padre, que nos ama tanto, nos llama precisamente a ser generosos, a ser amplios, a no ser mezquinos. Cuesta, es verdad, pero no es imposible. Es que el Señor siempre nos está exigiendo más. Por ello, no debemos conformarnos con lo alcanzado, ni dormirnos en nuestros laureles, sintiendo que lo merecemos todo, porque hemos hecho lo que teníamos que hacer. Siempre habrá lugar para el esfuerzo, para hacer algo más, para alcanzar una nueva meta, una meta superior…

El hijo fiel, aunque ciertamente reacciona como muchos de nosotros lo haríamos, está llamado, convocado por el Padre, a dar ese paso más. A deshacerse de su orgullo, de su soberbia, de su envidia, para compartir la dicha y alegría del Padre, por el hermano que estuvo perdido, que estuvo “muerto” y ha vuelto a la vida. No es fácil…Exige humildad; exige amor, desprendimiento…Un alma pura, cristalina, sin apetitos personales, que esté dispuesta siempre a ir más allá. Amar a Dios Padre por sobre todas las cosas y a los hermanos, como a nosotros mismos.

Oremos: Señor, permítenos superar la mezquindad. Que sepamos alegrarnos sinceramente por el bien y el progreso de nuestros hermanos, más aun cuando este se manifiesta en bendiciones y trato generoso de Tu parte. Que no alberguemos envidia en nuestro corazón. Amén. Roguemos al Señor…
Te lo pedimos Señor.

Abra por favor la siguiente pagina WEB

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Su petición será publicada en nuestras páginas WEBS
P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan  oraciones,
cuando sea menester ayúdenos con sus  oraciones.

Cursillista  M. E. Winston Pauta Avila
Guayaquil - Ecuador
wpauta@yahoo.es,

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