sábado, 1 de febrero de 2020

EUCARISTÍA Febrero 2, Santoral, Reflexión y Peticiones



EUCARISTÍA Febrero 2, Santoral, Reflexión y Peticiones
Fiesta de la Presentación del Señor
DOS ANCIANOS Y UN NIÑO Mal 3.1-4; Heb 2, 14-18; Lc 2, 22-40

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr Sal 47, 10-11
Meditamos, Señor los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.

Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, suplicamos humildemente a tu majestad que así como en este día fue presentado al templo tu Unigénito en su realidad humana como la nuestra, así nos concedas, con el espíritu purificado, ser presentados ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo.

Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías (2,3;3,12-13):
BUSCAD al Señor los humildes de la tierra, los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad, quizá podáis resguardaros el día de la ira del Señor.
Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor.
El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca. Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete. Palabra de Dios

Salmo
Del salmo 23,7.8.9.10.
R/. El Señor es el rey de la gloria.

¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R/.
y ¿quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor, poderoso en la batalla. R/.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R/.
Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

FIJAOS en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.
Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.
Y así —como está escrito—: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».
Palabra de Dios.

Lectura evangelio  Lucas 2, 22 al 40
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

REFLEXIÓN Evangelio Lucas 2, 22 al 40
La fiesta de la presentación del Señor en el templo se enmarca dentro de las epifanías de Navidad y en ella, las figuras de Simeón y Ana, se destacan como figuras cargadas de valor simbólico. Ellos tienen la tarea del reconocimiento, que proviene tanto de la iluminación y del movimiento del Espíritu, como también de una vida llevada en la espera más intensa y confiada. Por eso en el evangelio, estos dos ancianos tienen la sabiduría que dan los años para reconocer la luz, para decir una palabra adecuada, para confiar y confiarse a Dios. Para agradecer de corazón. Para llevar a otros la Buena Noticia. De igual forma, el evangelio, destaca a Jesús como Luz, “Luz que alumbra a todas las naciones”. No cualquier luz, sino la luz que ilumina nuestro corazón y nuestra vida. Por eso, tenemos que reconocer que si Él nos faltase, las tinieblas se adueñarían de nuestro corazón. Finalmente, hoy el evangelio destaca como “este niño trae la paz”, don esencial para la existencia humana. Esta paz adquiere los rostros de: libertad, justicia, verdad, solidaridad, respeto y fraternidad. Con fe profunda, pidamos hoy el don de la paz, para nuestra vida, pero principalmente para todos aquellos lugares donde se requiere una pronta solución. Nuestra mirada atenta a Venezuela en este día.

A la luz del evangelio hoy nos preguntamos ¿soy capaz de “esperar” y reconocer la presencia de Dios en mi vida? ¿En qué medida, El Señor es la luz de mi existencia?

Se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sea grata, Señor, la ofrenda de tu Iglesia desbordante de alegría, tú que quisiste que tu Unigénito te fuera ofrecido, como Cordero inmaculado, para la vida del mundo. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO
El misterio de la Presentación del Señor:

En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque al ser presentado hoy en el templo tu Hijo, eterno como tú, fue proclamado por el Espíritu Santo gloria de Israel y luz de las naciones. Por eso, nosotros, al acudir hoy llenos de júbilo al encuentro del Salvador, te alabamos con los ángeles, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo ...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 2, 30-31
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has puesto ante la vista de todos los pueblos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, por este santo sacramento que acabamos de recibir, lleva a su plenitud en nosotros la obra de tu gracia, tú que colmaste las esperanzas de Simeón; para que, así como él no vio la muerte sin que antes mereciera tener en sus brazos a Cristo, así nosotros al salir al encuentro del Señor, merezcamos alcanzar la vida eterna. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

GRUPO DE ORACIÓN DIVINO NIÑO.
https://i.imgur.com/dv8wZIb.gif
Su petición será publicada en nuestras páginas WEBS
P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario