MISA Febrero 26, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Lunes de la 2ª semana de Cuaresma
Lunes, 26 de febrero de 2018
EL PECADOR BUSCA PERDÓN
(Dn 9,4-10; Lc 6,36-38)
Morado Feria de Cuaresma MR p. 210 (222) / Lecc. I. p. 721
NOS HABLABAN EN TU NOMBRE
Dn 9, 4-10, Lc 6, 36-38
Dios levanta muy en alto la línea de pase. No se conforma con actitudes mediocres. No lo hace porque sea perfeccionista sino porque ama hasta el límite a todos sus hijos y no soporta que sean objeto de maltrato. Para alertarnos sobre los riesgos que implica pensar demasiado en nosotros mismos, nos envía a los profetas para que nos hablen en su nombre con claridad y dureza. Las palabras de los profetas son desoídas con frecuencia tal como reconocen los israelitas en el libro de Daniel, con toda humildad: "no hicimos caso a tus siervos los profetas". Por otra parte, el Evangelio nos ofrece siempre una alternativa. Como Dios sabe que estamos hechos de barro, nos ofrece un perdón sin límites. Quien haya experimentado el perdón generoso de Dios, tendrá que disponerse a perdonar los fallos de sus hermanos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 25.11-12
Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto, en la asamblea bendeciré al Señor.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos mandaste mortificar nuestros cuerpos para sanar nuestras almas, concédenos poder evitar todo pecado y que nuestras voluntades sean capaces de aplicarse a cumplir los mandamientos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Hemos pecado. Señor, hemos cometido iniquidades.
Del libro del profeta Daniel: 9, 4-10
En aquellos días, imploré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión: "Señor Dios, grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidades, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. No hemos hecho caso a los profetas, tus siervos, que hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo.
Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la vergüenza en el rostro, que ahora soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo Israel, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.
Señor, la vergüenza es nuestra, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. De nuestro Dios, en cambio, es el tener misericordia y perdonar, aunque nos hemos rebelado contra él, y al no seguir las leyes que él nos había dado por medio de sus siervos, los profetas, no hemos obedecido su voz". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 78, 8.9, 11.13
R/. No nos trates, Señor, como merecen nuestros pecados.
No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos. R/.
Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados. R/.
Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos. R/.
Lunes, 26 de febrero de 2018
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63. 68
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
EVANGELIO
Perdonen y serán perdonados.
Del santo Evangelio según san Lucas. 6 36-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos". Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio según san Lucas. 6 36-38
Qué demandante es Jesús en esta primera parte del Evangelio! Mi corazón debe agrandarse hasta llegar a ser tan ancho como el corazón del mismo Jesús. Como cristiana/o, no debo considerar a nadie como un enemigo. En cambio, como Dios, tengo que tener un espacio para cada uno en mi corazón. Oro profundamente para obtener esta gracia, que va mucho más allá de mi capacidad humana.
Pero cuán generoso es Jesús en la segunda parte de este Evangelio. Puesto que Dios nunca me enrostra mis pecados, no debo aferrarme al mal que me hacen los otros a mí. No necesito preocuparme por mis pecados y faltas, si perdono a quienes me ofenden. ES.
¡Qué demandante es Jesús en esta primera parte del Evangelio! Mi corazón debe agrandarse hasta llegar a ser tan ancho como el corazón del mismo Jesús. Como cristiana/o, no debo considerar a nadie como un enemigo. En cambio, como Dios, tengo que tener un espacio para cada uno en mi corazón. Oro profundamente para obtener esta gracia, que va mucho más allá de mi capacidad humana.
Pero cuán generoso es Jesús en la segunda parte de este Evangelio. Puesto que Dios nunca me enrostra mis pecados, no debo aferrarme al mal que me hacen los otros a mí. No necesito preocuparme por mis pecados y faltas, si perdono a quienes me ofenden. ES.
Intenciones
Para que todos y cada uno de nosotros seamos valientes para decir “Lo siento, me equivoqué, perdóname”, no solo a Dios cuando hemos pecado, sino también a los hermanos a quienes hayamos herido u ofendido, roguemos al Señor.
Para que no encubramos ni pasemos por alto cualquier mal, sino que expresemos enérgicamente nuestra disconformidad, sin condenar al pecador, roguemos al Señor.
Para que nunca devolvamos mal por mal, sino que escuchemos al Espíritu que quiere que paguemos y compensemos el mal con el bien, roguemos al Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, nuestras plegarias y libra de las seducciones terrenas a quienes has llamado a servirte en estos celestiales misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Cuaresma. MR, pp. 492-496 (493-498).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 6, 36
Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que esta comunión, Señor, nos limpie de pecado y nos haga participar en los gozos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Fortalece, Señor, los corazones de tus fieles y afiánzalos con la fuerza de tu gracia, para que sean fervorosos en la oración y sinceros en el amor mutuo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Repetimos algunas palabras de Jesús, para recordarlas, y sobre todo para practicarlas, a lo largo de la jornada: “Sean misericordiosos como su Padre del cielo es misericordioso; perdonen y se les perdonará”. --- Para que sepamos llevarlo a la vida, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
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