jueves, 31 de octubre de 2019

EUCARISTÍA Noviembre 1, Santoral, Reflexión y Peticiones




 

EUCARISTÍA  Noviembre 1, Santoral, Reflexión y Peticiones
Liturgia Viva del Todos los Santos
Viernes, 1 de noviembre de 2019
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Tuvieron el Valor de Ser Diferentes
La meta de nuestra existencia es el Paraíso
PROMESA Y CUMPLIMIENTO Apoc 7. 2-4. 9-14: Mt 5. 1-12.

Antífona de Entrada
Alegrémonos en el Señor y alabemos al Hijo de Dios, junto con los ángeles, al celebrar hoy esta solemnidad de Todos los Santos.

Se dice Gloria.

Oración Colecta Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes venerar los méritos de todos tus santos en una sola fiesta, te rogamos, por las súplicas de tan numerosos intercesores, que en tu generosidad nos concedas la deseada abundancia de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4.9-14):
Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.»
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.» Palabra de Dios

Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6
R/. Ésta es la clase de hombres que te buscan, Señor.

Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.
Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-3):
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.
Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio san Mateo (5,1-12):
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» Palabra del Señor

REFLEXIÓN evangelio san Mateo (5,1-12)
Como un segundo Moisés, Jesús va arriba, a la montaña, para entregar su nueva ley. Es la ley del corazón, no está basada en temores o prohibiciones, sino en un corazón totalmente abierto y listo para abrazar las paradojas de la vida, y así vivirla en plenitud. Este llamado es un llamado a la felicidad y a la bendición. Yo puedo comprender mejor las Bienaventuranzas contemplando a Jesús y la forma en que Él vivió, abierta y valientemente. Las Bienaventuranzas siempre golpean como un eco profundo en mi corazón. Hoy estaré con aquel que me habla a menudo, ya sea porque yo me siento llamada/o a esa actitud en particular o porque representa mi lucha actual. Yo le pido a Jesús su bendición y por la gracia de que yo pueda ser una bendición para otros. ES.

Se dice Credo.

Oración de los Fieles
Celebrante: Animados por el ejemplo de todos los santos que ya gozan de la bienaventuranza eterna, digamos juntos: R. Nos encomendamos a tí, Señor.

Para que los cristianos podamos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en situaciones de precariedad y sufrimiento. Oremos. Nos encomendamos a ti, Señor.
Para que los gobernantes abran los ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y se sientan provocados a escuchar su grito de auxilio. Oremos. Nos encomendamos a tí, Señor.
Para que nuestras manos estrechen la mano del pobre, y que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Oremos. Nos encomendamos a tí, Señor.
Para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos del Señor, y demos de comer al hambriento, de beber al sediento, vistamos al desnudo, acojamos al forastero, asistamos a los enfermos, visitemos a los presos, enterremos a los muertos. Oremos. Nos encomendamos a tí, Señor.
Para que a ejemplo de los santos, seamos capaces de ser cercanos a quien esté solo y afligido, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza. Oremos. Nos encomendamos a tí, Señor.
Para que todos nosotros reconozcamos en cada uno de estos “más pequeños” a Cristo mismo; que su carne se haga visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga y nosotros los asistamos con cuidado. Oremos.
Nos encomendamos a tí, Señor.

Celebrante: Sólo tú eres Santo, Señor, y de ti procede todo bien, por eso te pedimos que nos des la gracia para recordar las palabras de san Juan de la Cruz que dicen: «En el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor». Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración sobre las Ofrendas Que te sean gratos, Señor, los dones que ofrecemos en honor de todos los santos, y concédenos experimentar la ayuda para obtener nuestra salvación, de aquellos que ya alcanzaron con certeza la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro. Señor. Amén.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Que te sean gratos, Señor, los dones que ofrecemos en honor de todos los santos, y concédenos experimentar la ayuda para obtener nuestra salvación de aquellos que alcanzaron con certeza la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

La gloria de nuestra madre, la Jerusalén celeste.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque hoy nos concedes celebrar a tu familia que es nuestra madre, la Jerusalén del cielo, en donde nuestros hermanos ya glorificados te alaban eternamente.
Hacia ella, peregrinos, caminando por la fe, nos apresuramos ardoroso, regocijándonos por los más ilustres miembros de la Iglesia, en cuya gloria nos das al mismo tiempo ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad. Por eso, unidos a ellos y a todos los ángeles, a una voz te alabamos y glorificamos, diciendo: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 8-10
Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos lo que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, a quien adoramos, admirable y único Santo entre todos tus santos, imploramos tu gracia para que, al consumar nuestra satisfacción en la plenitud de tu amor, podamos pasar de esta mesa de la Iglesia peregrina, al banquete de la patria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

GRUPO DE ORACIÓN DIVINO NIÑO.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan  oraciones.
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