MEDITACION
NOVIEMBRE 4
El Evangelio nos lo pide: «orad sin desfallecer» (Lc:18,1).
También aquí nos ha de guiar la fe y no el estado de ánimo.
¡Cuántas veces juzgo y califico como “mala” mi oración cuando no experimento algo intenso, un consuelo o un “arrullito místico”, como sentir algo bonito en el espíritu.
Lo importante aquí es tener claro que si oro para sentirme bien, o si oro para tener un encuentro con mi Dios. Y es que a veces me puede pasar que dejo de rezar porque ya no siento nada.
Entonces queda de manifiesto lo que verdaderamente buscaba en la oración: no a Dios, no amarlo, no escucharlo o encontrar en Él la fuerza para perseverar en las dificultades de la vida cotidiana.
Lo que realmente buscaba era ¡a mí mismo!.
Lo que buscaba era utilizar a Dios para sentirme bien, para sentir algo intenso.
La verdad es que si solo estoy buscando en la oración sentirme bien, no estoy buscando a Dios. Me estoy buscando a mí mismo, estoy buscando mi placer, mi comodidad, lo que a mí me gusta.
Tienes que ser justo, recuerda que la oración cristiana del justo tiene mucho poder.
Así que debes de entender que la oración es más que un sentimiento. No siempre voy a sentir algo, es más muchas veces no voy a sentir nada.
Rezar cuando me siento bien eso lo hace cualquiera, pero rezar cuando no siento nada de verdad hay que tener un amor inmenso.
Por lo tanto vale la pena que nos sinceremos ¿cuánto amor tengo yo cuando rezo?. Si tienes mucho amor para Dios, podrás vencer los obstáculos en la oración.
De esta manera tendrás los mejores resultados de una oración eficaz.
GRUPO DE ORACION DIVINO NIÑO, ECUADOR.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.
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