EUCARISTÍA Mayo 27, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIÓN
DOMINGO 27
La Santísima Trinidad
Blanco Solemnidad [Se omite la memoria de San Agustín de Canterbury, obispo] MR p. 447 (445) / Lecc. II, p. 196
EL DIOS CERCANO
Deut 4, 32-34.39-40; Rom 8 14-17; Mt 28, 16-20
Liturgia Viva del Santisima Trinidad - Ciclo B
Domingo, 27 de mayo de 2018
SANTÍSIMA TRINIDAD (B)
Dios es Amor
“Estoy aquí para Ustedes”
Como nuestro Pariente de Sangre
Saludo
El amor del Padre,
el perdón y la vida del Hijo
y la fuerza del Espíritu Santo
Esté siempre con ustedes. R/ Y con tu espíritu
La exhortación que dirige el libro del Deuteronomio apunta a convencer al lector de una certeza: Dios interviene en la historia de su pueblo, lo socorre, lo acompaña y se interesa constantemente de sus luchas y esperanzas. Así como acompañó el proceso deliberación de unos esclavos en Egipto, auxilia y se ocupa de los migrantes de todos los puntos cardinales. Dios es particularmente sensible a los lamentos de quienes enfrentan cualquier desgracia. Ese Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en cuyo nombre los discípulos de Jesús comenzarán la misión cristiana, quiere ser conocido para ser amado y, sobretodo, para manifestar su amor por todos los que lo invoquen. El amor de Dios es inagotable y abraza gustosamente a los que lo buscan. El camino cristiano incluye un tiempo de formación en el discipulado, un periodo de maduración en la fe, para aprender aguardar los mandamientos de Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
El Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y no hay otro.
Del libro del Deuteronomio: 4, 32-34.39-40
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Que pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?
Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 4-5. 6.9. 18-19. 20.22
R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.
La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros; pues el Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes han recibido un espíritu de hijos en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 14-17
Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.
El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Domingo, 27 de mayo de 2018
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ap 1, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R/.
EVANGELIO
Bauticen a las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 28,16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio según san Mateo: 28,16-20
La vida interior de Dios es un mutuo dar y recibir. Cada persona de la Santísima Trinidad se realiza dándose amorosamente a las otras dos personas, y recibiendo el amor completo de las otras dos personas. Es un círculo eterno de amor entre las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Nosotros hemos sido hechos a la imagen y semejanza de Dios, y sólo nos realizamos dándonos por amor a otros, y recibiendo plenamente el amor de Dios por nosotros.
Oigo el encargo de Jesús de invitar a otros a ser discípulos de amor. “Por lo tanto, anda y haz discípulos en todas las naciones”. ¿Por dónde comienzo?
En vez de enfocarme en mi renuencia, pienso en el entusiasmo de Dios de estar en una relación plena conmigo. Porque es solamente cuando nos entregamos, y recibimos completamente, que llegamos a nuestro Yo verdadero. ES:
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos. (R/. Santísima Trinidad, escúchanos.)
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Dios altísimo, que has querido que en las aguas del bautismo llegáramos a ser hijos en tu Hijo único, escucha al Espíritu que nos hace clamar «Padre», y haz que, obedientes al mandato de tu Hijo, seamos anunciadores de la salvación que ofreces a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6
Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Siendo como somos actores y testigos de una sociedad muy marcada por los derechos de los individuos, y al mismo tiempo, cada vez menos sensible a la dimensión comunitaria, conviene recordar que, como discípulos de Jesucristo, aprendimos a llamar a Dios, Padre nuestro. Nuestra experiencia de fe no es un asunto desvinculado de la fe de los demás. Somos una comunidad de creyentes. Vivir la experiencia cristiana implica creer en la Iglesia, lo que equivale a decir creer dentro de la Iglesia, junto con otros hermanos y hermanas que se confiesan, igual que nosotros, discípulos de Jesús. La cohesión social está a la baja en nuestra sociedad. Los discípulos de Jesús estamos llamados a sumarnos a los proyectos que produzcan solidaridad y amor fraterno. Esas obras y esas iniciativas nos acreditarán como hijos del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, comunidad de vida y amor plenos.
Bendición
Por nuestro bautismo recibido en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,
Dios ha venido a ser nuestro Dios;
Él ha hecho suyo propio nuestro destino y su vida nuestra vida.
Que él esté siempre cercano a nosotros y que nos bendiga a todos: el Padre, cuyos hijos e hijas somos, el Hijo, que es nuestro hermano y nuestro Salvador, y el Espíritu Santo que vive en nosotros dándonos vida y amor. R/ Amén.
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