EUCARISTÍA Mayo 20, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Domingo de Pentecostés
Domingo, 20 de mayo de 2018
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS
El aliento de fuego
Como una tormenta
Rojo Solemnidad MR p. 401 (400) / Lecc.
I, p. 964 / LH. de la solemnidad.
DE MOISÉS A JESÚS
MR, 408 (407)1 Lecc. I, p. 229
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
Hech 2, 1-1 1, Ga1 5, 16-25; Jn 15,
26-27; 16, 12-15
La vida cristiana, es decir, la
existencia de un discípulo en conformidad con el Evangelio de Jesús es una
forma de vida desafiante. Jesús habló con toda claridad sobre esta decisión de
seguirle: implicaba riesgos, luchas interiores, habilidad para discernir la
voluntad de Dios en medio de las situaciones cambiantes de nuestra vida en
sociedad. Ser cristiano no es en manera alguna aplicar mecánicamente una
antigua receta. Las circunstancias tanto de la persona, como de la comunidad
donde ésta vive, son decisivas a la hora que nuestra conciencia establece
cuáles son las necesidades más urgentes que conviene atender. La vida en el
Espíritu nos permite vivir en la verdad. No es posible mentirnos si queremos
seguir a Jesús. Aunque vivamos en una cultura muy marcada por la dependencia de
las creencias y las emociones personales, es necesario juzgar, lo más
objetivamente posible, aquello que nos pide el Espíritu de Jesús resucitado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sb 1, 7
El Espíritu del Señor llena toda la
tierra; él da consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice.
Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por el misterio de la
festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las
naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa
obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en
los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo
y empezaron a hablar
Del libro de los Hechos de los
Apóstoles: 2, 1-11
El día de Pentecostés, todos los
discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido
que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la
casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se
distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y
empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a
expresarse.
En esos días había en Jerusalén judíos
devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa
y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos y llenos de admiración,
preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo,
pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos,
partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto
y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita
con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos;
también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las
maravillas de Dios en su propia lengua".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 103, 1ab. 24ac. 29bc-30. 31.34
R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar
la tierra. Aleluya.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios
mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra
llena está de tus creaturas. R/.
Si retiras tu aliento, toda creatura
muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el
aspecto de la tierra. R/.
Que Dios sea glorificado para siempre y
se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en
el Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA
Los frutos del Espíritu Santo.
De la carta del apóstol san Pablo a los
gálatas: 5,16-25
Hermanos: Los exhorto a que vivan de
acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el
desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios,
y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical,
que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el
Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley.
Son manifiestas las obras que proceden
del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la
idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira,
las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras,
las orgías y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo
hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios.
En cambio, los frutos del Espíritu Santo
son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la
fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya
en contra de estas cosas.
Y los que son de Jesucristo ya han
crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la
vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Secuencia
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequia,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Domingo, 20 de mayo de 2018
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.
EVANGELIO
El Espíritu de la verdad los irá guiando
hasta la verdad plena.
Del santo evangelio según san Juan: 15,
26-27; 16, 12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del
Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí
y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.
Aún tengo muchas cosas que decirles,
pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la
verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su
cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a
suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de
lo mío y se lo comunicará a ustedes".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
REFLEXION evangelio según san Juan: 15,
26-27; 16, 12-15
Hoy estamos celebrando la fiesta de
Pentecostés, fiesta de la Iglesia y esto nos tiene que recordar:
1) dar testimonio: la vida del cristiano
es dar testimonio. Es mostrar a Jesus desde la experiencia del encuentro, no es
dar una clase de Jesus a los que te rodean sino más bien es mostrarlo con tu
acto y cercanía.
2) glorificar: el cristiano está llamado
a dar gloria a Dios, su paso por este mundo es para aportar y dejar en este
mundo las caricias de Dios, tu vida debe ser un dar gloria a Dios con tu vida.
3) comunión: quien vive en el espíritu
busca la unidad y vive en la unidad, hoy como Iglesia tenemos que pedir al
Espíritu la gracia de estar unidos y no reunidos, que Maria, esposa del
Espíritu Santo nos ayude. Buen domingo. OJ.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, e invoquemos a Cristo,
que, entronizado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo
prometido, y pidámosle que lo derrame sobre la Iglesia y sobre todo el mundo
diciendo:
Oremos a Cristo, el buen pastor de la
Iglesia, que nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y pidámosle que sean
iluminados por este mismo Espíritu el Papa N., nuestro obispo N., y todos los
demás pastores de la Iglesia, a fin de conduzcan a su rebaño por las sendas de
la salvación.
Pidamos también al Señor resucitado, que
envió su Espíritu en forma e lenguas para destruir la división de Babel, que
congregue en la unidad y conceda la paz a todos los pueblos y naciones del
mundo.
Supliquemos al vencedor de la muerte que
envíe el Consolador a los que sufren, para que encuentren fuerza y consuelo en
la contemplación del misterio pascual, y les dé la firme esperanza de que están
llamados a la resurrección y a la felicidad de su reino.
Pidamos al Hijo de Dios, que desde el
Padre nos ha enviado el Espíritu Santo, que este mismo Espíritu nos recuerde
constantemente sus palabras y nos dé la fuerza que necesitamos para dar
testimonio de El hasta los confines del mundo.
Terminemos nuestra oración pidiendo al
mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos, que permanezca en
nosotros y nos disponga así para ser piedras vivas del templo eterno de Dios.
Escucha, Señor, las oraciones de tu
pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar, con la solemnidad de hoy,
las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos
continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las fiestas de la Pascua
eterna. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que, conforme a la
promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con más plenitud el
misterio de este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de Pentecostés.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, para llevar a su plenitud el
misterio pascual, has enviado hoya! Espíritu Santo sobre aquellos a quienes
adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito. Este mismo
Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el
misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión
de una misma fe.
Por eso, el mundo entero se desborda de
alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan
sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hch 2, 4, 11
Todos quedaron llenos del Espíritu
Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, tú que concedes a tu
Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que
permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y
que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición
solemne, MR, pp. 596-597 (604-605).
Para despedir al pueblo, el diácono o,
en su ausencia, el mismo sacerdote canta o dice:
Anuncien a todos la alegría del Señor
resucitado. Vayan en paz, aleluya, aleluya.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Los
comunicadores que recitan libros o doctrinas aprendidas pueden fascinarnos
durante un rato. En cambio, quien comparte sus vivencias personales, su
experiencia de fracaso y crecimiento humano con toda honradez, nos resulta
convincente y creíble. La fuerza de la vida y los hechos acreditan a una
persona. Con la debida distancia, tanto Moisés como Jesús nos comunican una
experiencia personal de encuentro con Dios. Quien esté interesado en comunicar
su opción de fe no necesita citar libros ni autores clásicos. Basta con
compartir la propia experiencia de su encuentro con Jesús. Nuestros padres probablemente
no sabían elaborar un discurso argumentado sobre su vida creyente, pero sí que
nos transparentaban lo que realmente vivían: su relación cercana y personal con
Dios Esa dimensión no puede faltarnos a la hora de educar en la fe a nuestros
hijos.
Comienza el uso del Leccionario Vol. II
y de la LH, Vol. III. VII Semana del Tiempo Ordinario. 3a. Semana del Salterio.
Bendición
En esta eucaristía Dios ha derramado de
nuevo sobre nosotros el fuego vivo y el fuerte aliento del Espíritu. Ojalá que este mismo Espíritu nos mueva a
arriesgarnos con valentía en nuestro
sincera y total entrega a Dios y a los hermanos. Que él nos dé el valor para transformarnos
a nosotros mismos y a la Iglesia que
tanto amamos. Que lleguemos a ser para todo
el mundo signos vivientes de la
presencia bondadosa de Dios.
Y que la bendición de Dios
todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo descienda sobre nosotros y nos
acompañe siempre. R/ Amén.
Podemos ir en paz; y que el Espíritu
Santo mantenga nuestros corazones ardiendo siempre con el amor de Dios.
R/ Demos gracias a Dios.
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