EUCARISTÍA Septiembre 5, Santoral, PETICIONES Y Reflexión
Lecturas del Miercoles de la 22ª Semana del TO
Miércoles, 5 de septiembre de 2018
Antífona de Entrada
Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y majestad.
Oración Colecta
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos agradarte en todo y así merezcamos, en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,1-9):
Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano. Cuando uno dice «yo soy de Pablo» y otro, «yo de Apolo», ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios. Palabra de Dios
Sal 32,12-13.14-15.20-21
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,38-44):
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor
REFLEXION evangelio según san Lucas (4,38-44):
Siempre nos impresiona la cantidad de espacio que da el Evangelio al ministerio de sanación de Jesús. Hoy lo vemos sanando a una mujer en su casa, y después continúa sanando a todos los que le traían. La gente sabía que si le llevaban a una persona enferma a Jesús, Él la sanaría. Permíteme llevar a Jesús a algunos /as que sé que necesitan sanarse, pidiéndole que los/as cure, para librarlos/as de la enfermedad o de los demonios que los/as poseían.
Jesús es totalmente libre, y sus decisiones no las toma de acuerdo a su evaluación, sino por su sentido de misión. Pido una mayor libertad en mis decisiones, grandes o pequeñas.
Intenciones Para que la Iglesia continúe con compasión y amor la tarea de sanar de nuestro Señor Jesús, para que los enfermos sean confortados, los oprimidos liberados, y los pobres y los débiles sean protegidos, roguemos al Señor.
Para que la fe y la esperanza de los enfermos y moribundos esté firmemente anclada en nuestro Señor Jesús, que es la resurrección y la vida, roguemos al Señor.
Para que todos nosotros aprendamos, más y mejor, a sanarnos unos a otros, perdonándonos mutuamente y animando a los tristes y desalentados, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de que nos sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio Común V
Proclamación del misterio de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.
Oración después de la Comunión
Oremos: Concédenos, Dios todopoderoso, que al experimentar el efecto vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Bendición
Hermanos: Jesús curó a tantos y tantos que se acercaron a él con toda clase de enfermedades. ¿Somos conscientes de que también nosotros podemos sanar a otros, mostrándoles afecto, compasión, perdón?
Que el Señor nos haga atentos a los poderes de curación que él nos da. Y que Dios todopoderoso nos bendiga abundantemente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que esta bendición permanezca para siempre.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.
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