MEDITACIÓN
No.
376 LA PACIENCIA
Abril
10
La
paciencia es la virtud por la cual se sabe sufrir y tolerar los infortunios y
adversidades con fortaleza, sin lamentarse. También significa ser capaz de
esperar con serenidad lo que tarda en llegar.
Vivimos
en un mundo frenético. La marabunta de la tecnología y el progreso de las
comunicaciones nos han traído enormes beneficios y comodidades. Sin embargo,
nos han hecho olvidar la paciencia y la serenidad. Hoy todo es urgente. Te
mandé un mail y no lo viste. Te llamé cinco veces y no me contestaste. Te envié
un mensajito por el teléfono móvil y no me respondiste. Te estuve esperando
quince minutos y no llegaste. ¿Dónde te has metido? ¿Por qué no me avisaste
inmediatamente? ¡Date prisa! ¡Al grano! ¿Qué estás esperando?
Por
estas circunstancias, es importante que se aprenda a formar la virtud de la
paciencia desde el seno familiar. Las dificultades cotidianas vividas con amor
y paciencia nos ayudan a prepararnos para la venida del Reino de Dios. Cuando
el niño pequeño llora, cuando el adolescente es rebelde, cuando la hija es respondona,
cuando la esposa grita, cuando el marido se enoja, cuando el abuelo chochea,
cuando otra vez han dejado entrar al perro en la casa y ha llenado todo de
pelos… nos llevamos las manos a la cara y exclamamos: ¡Señor, dame paciencia…
pero ahora!
Es
cierto, la paciencia es un fruto del Espíritu Santo y debemos pedirlo
constantemente. Esta virtud es la primera perfección de la caridad, como dice
san Pablo: “La caridad es paciente, es servicial; no es envidiosa, no es
jactanciosa, no se engríe; es decorosa, no busca su interés; no se irrita; no
toma en cuenta el mal; no se alegra en la injusticia; se alegra en la verdad.
Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta” (1 Co 13,4-7)
La
vida familiar aquí en la Tierra es un gimnasio para entrenarnos en esta virtud.
Las adversidades diarias nos invitan a sufrir con paciencia la ignorancia, el
error, los defectos e imperfecciones de los miembros de la familia. Sufrir con
paciencia, se convierte en una hermosa obra de misericordia espiritual. ¡Cuánto
más paciente ha sido Cristo con nosotros!
Paciencia
es espera y sosiego en las cosas que se desean.
Paciencia
es aprender a esperar cuando realmente no quieres.
Es
descubrir algo que te gusta hacer mientras estás aguardando, y disfrutar tanto
de lo que estás haciendo que te olvidas que estás haciendo tiempo.
Paciencia
es dedicar tiempo a diario a soñar tus propios sueños y desarrollar la
confianza en ti mismo para convertir tus deseos en realidad.
Paciencia
es ser complaciente contigo mismo y tener la fe necesaria para aferrarte a tus
anhelos, aún cuando pasan los días sin poder ver de qué manera se harán
realidad.
Paciencia
es amar a los demás aún cuando te decepcionen y no los comprendas.
Es
renunciar y aceptarlos tal y como son y perdonarlos por lo que hayan hecho.
Paciencia
es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te
mantengan sano y feliz y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás
dispuesto a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.
Paciencia
es estar dispuesto a enfrentarte a los desafíos que te ofrezca la vida,
sabiendo que la vida también te ha dado la fuerza y el valor para resistir y
encarar cada reto.
Paciencia
es la capacidad de continuar amando y riendo sin importar las circunstancias, porque
reconoces que, con el tiempo, esas situaciones cambiarán y que el amor y la
risa dan un profundo significado a la vida y te brindan la determinación de
continuar teniendo paciencia.
Paciencia,
tú la tienes, úsala.
Señor,
enséñanos a orar en familia como santa Teresa para tener paciencia: “Nada te
turbe. Nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia, todo lo
alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta: sólo Dios basta”.
PazenlaTormenta
- Judith Arias Sarmiento
http://www.devocionaldiario.com/wp-content/uploads/2013/12/La-paciencia-de-Dios.jpg
Abra por favor la siguiente pagina WEB
https://www.facebook.com/GrupoDeOracionDivinoNino?ref=bookmarks
Su petición será publicada en nuestras
páginas WEBS
P.D. No olvide que hay hermanos que también
necesitan oraciones, cuando sea menester ayúdenos con sus oraciones.
Cursillista M. E. Winston Pauta Avila
Montcada
y Reixac -Barcelona – España
Parroquia
Saint Mare de Deu
Barcelona
– España
y
Parroquia
Santa Gema
Guayaquil - Ecuador
wpauta@yahoo.es,
No hay comentarios:
Publicar un comentario