
EUCARISTÍA. Febrero
29 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
LUNES 29
Morado Feria de Cuaresma MR p. 218 (231); Lecc. 1, p. 741
Otros Santos: Osvaldo de Worcester, obispo; Augusto
Chapdelaine y compañeros, mártires; Matilde Hackeborn, religiosa.
LA BUENA DISPOSICIÓN
2 R 5,1-15: Lc 4,24-30
La narración de Naamán y Eliseo es un relato edificante
que nos alecciona sobre la importancia de confiar en la palabra de los
profetas. En un primer momento Naamán se inconforma por la falta de calidez y
por lo insignificante de la "terapia" curativa de Eliseo.
Posteriormente sus criados lo hacen recapacitar y obedece la orden de lavarse
en el Jordán. Acto seguido, queda libre de la lepra. En el Evangelio de san
Lucas el Señor Jesús realiza una relectura universalista e incluyente de este
acontecimiento, ilustrando una sorprendente realidad: los extranjeros están más
dispuestos, como atestiguan los casos de Naamán y la viuda de Sarepta, para
acoger los signos de su amor providente. Efectivamente, los contemporáneos y
vecinos de Nazaret, se resistieron a deletrear benévolamente el mensaje y la
llamada de Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 3
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor; mi
corazón y todo mi ser se regocijan por el Dios vivo.
ORACIÓN COLECTA
Que tu constante misericordia, Señor, purifique y
defienda a tu Iglesia y, ya que sin ti no puede permanecer segura, guíala
siempre con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Muchos leprosos había en Israel, pero ninguno fue curado,
sino Naamán, el sirio.
Del segundo libro de los Reyes: 5, 1-15
En aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria,
gozaba de la estima y del favor de su rey, pues por su medio había dado el
Señor la victoria a Siria. Pero este gran guerrero era leproso.
Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías,
trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de
Naamán. Ella le dijo a su señora: "Si mi señor fuera a ver al profeta que
hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra".
Entonces fue Naamán a contarle al rey, su señor:
"Esto y esto dice la muchacha israelita". El rey de Siria le
respondió: "Anda, pues, que yo te daré una carta para el rey de
Israel". Naamán se puso en camino, llevando de regalo diez barras de
plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos nuevos y una carta para el rey de
Israel que decía: "Al recibir ésta, sabrás que te envío a mi siervo
Naamán, para que lo cures de la lepra".
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus
vestiduras exclamando: "¿Soy yo acaso Dios, capaz de dar vida o muerte,
para que éste me pida que cure a un hombre de su lepra? Es evidente que lo que
anda buscando es un pretexto para hacerme la guerra". Cuando Eliseo, el
hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le envió
este recado: "¿Por qué rasgaste tus vestiduras? Envíamelo y sabrá que hay
un profeta en Israel". Llegó, pues, Naamán con sus caballos y su carroza,
y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Éste le mandó decir con un
mensajero: "Ve y báñate siete veces en el río Jordán, y tu carne quedará
limpia". Naamán se alejó enojado, diciendo: "Yo había pensado que
saldría en persona a mi encuentro y que, invocando el nombre del Señor, su
Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me curaría de la lepra. ¿Acaso
los ríos de Damasco, como el Abaná y el Farfar, no valen más que todas las
aguas de Israel? ¿No podría bañarme en ellos y quedar limpio?" Dio media
vuelta y ya se marchaba, furioso, cuando sus criados se acercaron a él y le
dijeron: "Padre mío, si el profeta te hubiera mandado una cosa muy
difícil, ciertamente la habrías hecho; cuanto más, si sólo te dijo que te
bañaras y quedarías sano".
Entonces Naamán bajó, se bañó siete veces en el Jordán,
como le había dicho el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un
niño. Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó,
diciendo: "Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel". Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
De los salmos 41, 2. 3; 42, 3. 4
R/. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada,
mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo
será posible ver de nuevo su templo? R/.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se
conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú
habitas. R/.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi
alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Sal 129, 5. 7
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor
viene la misericordia y la redención. R/.
EVANGELIO
Como Elías y Eliseo, Jesús no ha sido enviado sólo a los
judíos.
LECTURA Evangelio Lucas
capítulo 4, versículos 24 al 30
En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la
sinagoga y dijo al pueblo: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su
tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías,
cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en
todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una
viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel,
en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino
Naamán, que era de Siria".
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se
llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un
precipicio de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para
despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. Palabra
del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio Lucas
capítulo 4, versículos 24 al 30
El Evangelio que la Iglesia nos propone hoy es la
conclusión de la visita de Jesús a la sinagoga de Nazareth. Esa visita había
comenzado bien, nos dice el evangelista que todos en la sinagoga estaban
atentos a Jesús, y un poquito más adelante nos dice que todos hablaban bien de
Él. Paulatinamente, sin embargo, el clima cambia, aparece una cierta
reticencia, que poco a poco se convierte en resistencia y termina en abierta
oposición, incluso violenta; nos dice el Evangelio que lo empujaron a las
afueras de la ciudad a un peñasco y querían despeñarlo. Probablemente el evangelista
refiere aquí en una sola escena lo que quizás debió verificarse a lo largo de
un cierto tiempo.
Y lo que se observa aquí, en esta escena, es una especie
de desconversión. La conversión es pasar de la lejanía respecto de Dios a la
cercanía con relación a Él, y esto por obra de la gracia y mediante la apertura
de la persona a esa gracia y la docilidad para con ella. La desconversión, en
cambio, es pasar de una cierta cercanía a una lejanía, por la progresiva
cerrazón del corazón a la gracia.
La Iglesia, en la Cuaresma, nos invita insistentemente a
la conversión. Entonces, es bueno que nosotros recibamos favorablemente esta
invitación y no cerremos el corazón, que de veras nos convirtamos y que no se
produzca ese fenómeno contrario de la desconversión, no sea que Jesús pase
entre nosotros y se aleje.
Así termina el Evangelio de hoy, después de esa escena
brusca, chocante, donde la gente lo lleva a un lugar escarpado de la colina
sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo, Jesús, sin
embargo, nos dice el Evangelio, pasando en medio de ellos, continuó su camino,
se alejó.
Que no se aleje de nuestra vida, al contrario, que
nosotros por la conversión, la conversión progresiva propia de este tiempo de
Cuaresma nos acerquemos más a Jesús.
Y este es el augurio que me hago y nos hacemos todos,
aprovechar este tiempo favorable y que sea realmente un acercamiento y la
renovación de nuestra amistad con el Señor.
Es mi augurio, junto a un saludo cordial, con mi
bendición, deseando una Cuaresma rica en gracia y en dones para todos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Convierte, Señor, en sacramento de salvación, los dones
que te ofrecemos como expresión de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio I- V de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 116, 1-2
Que alaben al Señor todos los pueblos, porque grande es
su amor hacia nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la comunión de tu sacramento, Señor, nos obtenga
limpieza de alma y nos congregue en la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Te rogamos, Señor, que tu diestra proteja al pueblo que
te invoca y, una vez purificado, dígnate llenarlo de sabiduría, para que, por
medio de los consuelos presentes, se encamine hacia los bienes futuros. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
OTRAS REFLEXIONES AL EVANGELIO DE HOY
REFLEXION Evangelio Lucas
capítulo 4, versículos 24 al 30
«La piedra que los constructores desecharon, en piedra
angular se ha convertido»
Hoy, Jesús, por medio de la parábola de los viñadores
homicidas, nos habla de la infidelidad; compara la viña con Israel y los
viñadores con los jefes del pueblo escogido. A ellos y a toda la descendencia
de Abraham se les había confiado el Reino de Dios, pero han malversado la
heredad: «Por eso os digo: se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un
pueblo que rinda sus frutos» (Mt 21,43).
Al principio del Evangelio de Mateo, la Buena Nueva
parece dirigida únicamente a Israel. El pueblo escogido, ya en la Antigua
Alianza, tiene la misión de anunciar y llevar la salvación a todas las
naciones. Pero Israel no ha sido fiel a su misión. Jesús, el mediador de la
Nueva Alianza, congregará a su alrededor a los doce Apóstoles, símbolo del
“nuevo” Israel, llamado a dar frutos de vida eterna y a anunciar a todos los
pueblos la salvación.
Este nuevo Israel es la Iglesia, todos los bautizados.
Nosotros hemos recibido, en la persona de Jesús y en su mensaje, un regalo
único que hemos de hacer fructificar. No nos podemos conformar con una vivencia
individualista y cerrada a nuestra fe; hay que comunicarla y regalarla a cada
persona que se nos acerca. De ahí se deriva que el primer fruto es que vivamos
nuestra fe en el calor de familia, el de la comunidad cristiana. Esto será
sencillo, porque «donde hay dos o más reunidos en mi nombre, yo estoy allí en
medio de ellos» (Mt 18,20).
Pero se trata de una comunidad cristiana abierta, es
decir, eminentemente misionera (segundo fruto). Por la fuerza y la belleza del
Resucitado “en medio nuestro”, la comunidad es atractiva en todos sus gestos y
actos, y cada uno de sus miembros goza de la capacidad de engendrar hombres y
mujeres a la nueva vida del Resucitado. Y un tercer fruto es que vivamos con la
convicción y certeza de que en el Evangelio encontramos la solución a todos los
problemas.
Vivamos en el santo temor de Dios, no fuera que nos sea
tomado el Reino y dado a otros.
Abra por favor la
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P.D. No olvide que
hay hermanos que también necesitan
oraciones,
cuando sea
menester ayúdenos con sus oraciones.
Cursillista M. E. Winston Pauta Avila
Guayaquil -
Ecuador
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