MISA Febrero
11 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
JUEVES 11
Nuestra Señora de Lourdes
Morado Feria Después de Ceniza, XXIV Jornada Mundial del
Enfermo: Confiar en Jesús misericordioso como María: "Hagan lo que Él les
diga" (Jn 2 ,5) o San Pedro de Jesús Maldonado Lucero Mártir Mexicano* MR
pp. 197 (206) y 681 (697) / Lecc. I p. 699
Otros Santos: Gregorio II, papa; Pedro de Jesús Maldonado
Lucero y compañeros, mártires.
Dt 30, 15-20; Lc 9, 22-25
El dilema o la disyuntiva fundamental en la vida de toda
persona madura están planteados en el libro del Deuteronomio. Escoger el bien para
vivir de forma justa y feliz o por el contrario elegir el mal para terminar
viviendo de forma desventurada e injusta. Es obvio que a primera vista nadie en
su sano juicio escogería conscientemente el mal, salvo que tuviese una
conciencia tan adormecida y una actitud tan cínica, que ni siquiera se
planteara la cuestión de la responsabilidad ética detrás de sus opciones
erróneas. Dentro de este mismo contexto del discernimiento y la toma de
decisiones nos ubica el Evangelio de san Lucas. El Señor Jesús argumenta de
manera aparentemente paradójica, puesto que considera que ganar la vida,
conforme a los estándares humanos de bienestar individualista, puede equivaler
a perderla. Más aún, la acumulación desmedida de satisfactores materiales a
costa de cualquier otro fin y pasando por encima de las orientaciones éticas,
termina por conducirnos a una catástrofe existencial.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 54, 17-20, 23
Invoqué al Señor, y él escuchó mi voz; me libró de los
que me atacaban. Encomienda al Señor lo que te agobia y él te sustentará.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios misericordioso, auxilio en nuestra
fragilidad, para que, quienes celebramos la conmemoración de la inmaculada
Madre de Dios, con la ayuda de su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Hoy pongo delante de ti la bendición y la maldición.
Del libro del Deuteronomio 30, 15-20
Esto dice el Señor: "Mira: Hoy pongo delante de ti
la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy,
amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos,
mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te
bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se
resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a
dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado
el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella.
Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les
he propuesto la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y
vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz,
adhiriéndote a él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la
tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que
no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza
en cumplir sus mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su
tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el
viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos
acaban por perderlo. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 17
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Arrepiéntanse, dice el Señor; porque ya está cerca el
Reino de los cielos.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
El que pierda su vida por mí, la salvará.
LECTURA Evangelio Lucas capítulo
9, versículos 22 al 25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es
necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los
ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y
que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; "Si
alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de
cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la
perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de
qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?"
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio Lucas
capítulo 9, versículos 22 al 25
Nuestra oración de hoy, de la mano de la Virgen María
(Ntra. Sra. de Lourdes), es por todos los enfermos, pues hoy se celebra su
jornada mundial con el lema «Confiar en Jesús misericordioso como María: “Haced
lo que Él os diga» (Jn 2,5) (que puedes leer pinchando sobre el título). En
muchos lugares, especialmente en la pequeña localidad francesa que acoge a
miles de peregrinos, se van a celebrar diversos actos de oración y se
administrará el sacramento de la Unción a muchos enfermos. Muchos voluntarios y
enfermos que han vivido la experiencia de Lourdes la narran como una auténtica
experiencia de alegría en medio de la enfermedad. De hecho así se llama el tren
que traslada a los enfermos que allí se dirigen: “el tren de la alegría”; pues
aunque no todos vuelven curados, todos regresan contentos y con la fuerza
suficiente para afrontar su enfermedad.
Especialmente me gustaría que nuestra oración fuera
dirigida a los enfermos que no tienen recursos, que viven sin la atención
sanitaria y humana básicas, que se sienten solos a la hora de enfrentar su
enfermedad. De alguna manera ellos se identifican muy bien con la profecía de
Jesús en el evangelio de hoy: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho. Ellos
cargan con cruces muy pesadas. Oración dirigida también a todos los
profesionales de la sanidad que trabajan desde una vocación de entrega para
hacer la vida de los pacientes más agradable.
Sin embargo, bien sabemos que la enfermedad no sólo es
física. Todos padecemos enfermedades “del alma”, heridas del corazón que de
alguna u otra manera nos han tocado en la línea de flotación y todavía están
sin cicatrizar. Heridas ocasionadas en el camino de la vida.
La Cuaresma que acabamos de inaugurar nos propone, a
través de la oración y la revisión sincera y pacífica de nuestra vida, poner nombre a estas heridas o, en lenguaje
evangélico, poner nombre a las cruces que llevamos a cuestas. Poner nombre
significa ser consciente de ellas, aceptarlas, pedirle al sanador de Nazaret
que cure las que sean curables, y que nos ayude a llevar con dignidad cristiana
aquellas que nos acompañarán hasta los últimos días de nuestra vida. Él, que
cargó con la cruz, nos ayuda a llevar la nuestra. No estamos solos.
Jesús atendió a los enfermos. No vemos en el evangelio
ningún caso de indiferencia o desatención por su parte. Lamentablemente sí los
vemos en nuestro entorno, enfermos que sufren en soledad su dolor. No permitas
que ninguna persona enferma cercana a ti esté sola; puede tener todo lo
material, pero lo que más necesita es tu compañía, tu cariño, tu comprensión,
el regalo de tu persona; esta es la mejor medicina que puedes darle.
María, Ntra. Sra. De Lourdes, ruega por todos tus hijos e
hijas que están enfermos, ruega por todos nosotros, por nuestras enfermedades,
las del cuerpo y las del espíritu. Que tu intercesión poderosa nos libre de
todo mal, de toda parálisis, de todo egoísmo destructivo, de la pobreza de
tener un corazón cerrado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira favorablemente, Señor las ofrendas que presentamos
en tu altar, para que nos alcancen tu perdón y den gloria tu nombre. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 50, 12
Señor, crea en mí un corazón puro, y renuévame por dentro
con espíritu firme.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido la bendición del don celestial, te
rogamos, Dios todopoderoso, que este mismo don se convierta para nosotros en
fuente de perdón y de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Dios todopoderoso, que has dado a conocer a tu pueblo la
senda de la vida eterna, te rogamos que, por el mismo camino, nos hagas llegar
hasta ti, que eres la luz sin ocaso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste a tu
mártir Pedro de Jesús Maldonado superar los tormentos que padeció, concede a
quienes celebramos el día de su triunfo, que, con tu protección, nos
mantengamos invencibles ante las insidias del enemigo. Por nuestro Señor
Jesucristo...
OTRAS REFLEXIONES AL EVANGELIO DE HOY
REFLEXION Evangelio Lucas
capítulo 9, versículos 22 al 25
En el evangelio de hoy, Jesús propone la cruz como un
camino, una vía hacia la plenitud de la "vida": es preciso que el
Hijo del hombre padezca mucho para entrar en su gloria: "muerte» que
conduce a "resurrección".
-Yo te propongo HOY vida y felicidad, muerte y desgracia.
Escucho, Señor, tu palabra, pronunciada ya por Moisés.
La repito en mi interior, como si la oyera directamente
de Ti, HOY.
Tú respetas mi libertad.
Propones la vida y la felicidad... o bien me abandonas a
mi muerte y a mi desgracia. No te impones.
Pero queda claro que lo que Tú deseas para nosotros es la
vida y la felicidad. Estoy ante mi jornada de HOY. Que no deje para mañana esa
decisión, esa elección por hacer. ¿Escojo la vida y la felicidad, sí o no?
-Si escuchas... al Señor, vivirás.
Si amas...
Si tu corazón se desvía... perecerás.
Si no escuchas...
Escuchar a Dios, será el esfuerzo de toda mi cuaresma,
será la elección de la vida y la felicidad.
De ese modo, la cuaresma, a pesar de ciertas apariencias
y de ciertos hábitos, no está orientada primordialmente hacia el sacrificio...
sino hacia "la vida y la felicidad". Es un tiempo de vitalidad, de
expansión humana y cristiana... y de ningún modo es un tiempo de morosidad y de
tristeza.
Pascua está ya al final del camino: ¡vivirás!
Pero, Señor, escucho también la segunda frase, la frase
de amenaza. Sé que nos tomas en serio, y que tendrás en cuenta mi elección. Me
pedirás cuentas de mi rechazo: «Si no me escuchas, perecerás». Más allá del
castigo exterior, en el hecho mismo del rechazo de Dios está inscrito una
especie de castigo.
Ayúdame, ayúdanos, Señor, a nunca jamás desviarnos
voluntariamente de ti. Sería perecer.
-Te propongo la vida o la muerte, la bendición o la
maldición: ¡escoge pues la vida! a fin que vivas amando al Señor, tu Dios.
Lo que Dios quiere, lo que preferiría que eligiéramos...
está muy claro: ¡es la vida! Te doy gracias, Señor, por repetirme tan a menudo,
y tan fuertemente esas cosas, la Salvación, la Liberación, la Redención... Tu
voluntad es darnos la vida y la felicidad. Jesús ha venido sólo para esto.
¿Qué debo hacer, para que así sea?
Escuchar los mandamientos de Dios, vivir unido a El,
caminar según sus sendas, amar al Señor.
-Dichoso el hombre que medita la Ley del Señor. Es como
un árbol cuyo follaje no se mustia jamás y que da el fruto a su tiempo.
Son palabras del Salmo 1 que leemos hoy. Hay que leerlo
entero, y llevarlo a la oración. Dios hizo al hombre para la "vida",
para «no mustiarse», para «dar fruto sabroso». La cuaresma también...
Abra por favor la
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P.D. No olvide que
hay hermanos que también necesitan
oraciones,
cuando sea
menester ayúdenos con sus oraciones.
Cursillista M. E. Winston Pauta Avila
Guayaquil -
Ecuador
wpauta@yahoo.es,
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