sábado, 25 de noviembre de 2017

MISA Noviembre 26, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES




MISA  Noviembre 26,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Domingo 34º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Domingo, 26 de noviembre de 2017
DOMINGO 34 DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo A)
Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
Blanco [Último domingo del tiempo ordinario] M R p. 453 / Lecc. II, p. 92
EL CRITERIO DECISIVO

ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1, 6
Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.

Acto Penitencial
¡Ojalá hubiéramos reconocido al Señor en los pobres, los humildes, los perseguidos!
Pidamos al Señor que nos perdone por no haberle reconocido ni servido.  (Pausa)

Señor Jesús, tú buscaste a los que estaban perdidos,
vendaste a los heridos y fortaleciste a los débiles:
R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú viniste a unir y juntar
a los que estaban dispersos en la niebla y en la oscuridad.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú te identificaste con los hambrientos y los enfermos,
con extraños, extranjeros y presos.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor,  y perdona todos nuestros pecados.
Danos la gracia de servirte a ti en los hermanos,  para que tú nos bendigas
y nos lleves a la vida eterna.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

Del libro del profeta Ezequiel: 34, 11-12. 15-17

Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 22, 1-2a. 2b-3.5-6.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.

SEGUNDA LECTURA
Cristo le entregará el Reino a su Padre para que Dios sea todo en todas las cosas.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-26. 28

Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.
EVANGELIO
Se sentará en su trono de gloria y apartará a los unos de los otros.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

El Juicio Final, el "Dies Irae", hace temblar mi corazón. Sin embargo, Señor, tu mensaje es sencillo, tu mandamiento fácil de cumplir. Estás a mi lado en tiempos de necesidad; sólo tengo que estirar mis manos para alcanzarte.
En Jesús todos somos hermanos y hermanas en la imágen de Dios. Dios es tan grande que todos somos como Dios. ¿Qué significa eso hoy? Este es el gran acto de Fe, en el cual nos empaparemos en las próximas semanas: que Dios se encarnó como nosotros, como uno de nosotros, y nació, vivió, sufrió y murió como todos nosotros. El Dios verdadero se encuentra en las personas verdaderas.
¿Dónde está Dios? ¿Cómo lo puedo encontrar? Estas preguntas son presentadas con frecuencia en el presente, y también lo fueron a Jesús. Él entrega muchas respuestas en los Evangelios; pero la respuesta más fuerte la entrega en el Evangelio del Juicio Final. En los más pobres entre los pobres, encontramos a Jesús. Lo que hacemos por ellos, lo hacemos por Él. La respuesta de sus seguidores a esta parábola fué una sorpresa total - como sería la nuestra si la escucháramos por primera vez. Jesús la tuvo que deletrear para ellos. Mientras estés en oración, puedes imaginar a un grupo de necesitados, y observar en ellos la luz y la necesidad de Jesucristo. ES.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y rey de todas las creaturas del cielo y de la tierra y digamos: Rey de la Gloria, escúchanos. (R/. Rey de la gloria, escúchanos.)
Para que los pastores y fieles de la Iglesia se esfuercen con celo para reconciliar al universo con Dios y en pacificar por la sangre de la cruz de Jesucristo a todas las creaturas, roguemos al Señor.
Para que la semilla evangélica, escondida en las diversas religiones y culturas, germine y se manifieste, y todos los hombres reconozcan con gozo que Cristo es Señor, para gloria de Dios Padre, R/. roguemos al Señor.
Para que quienes aún viven bajo el dominio de la ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados al reino de Cristo y encuentren el fin de sus penas, R/. Roguemos al Señor.
Para que los que hoy celebramos la solemnidad de Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas todas las cosas, participemos también un día en la herencia del pueblo santo, en el reino de la luz, R/. Roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que, para edificar tu reino en medio de los cambios y dificultades de la historia, has constituido a tu Hijo rey único y pastor universal de todos los hombres, escucha nuestras oraciones y afianza en nosotros la certeza de que llegará el día en que, aniquilado el último enemigo, la muerte, Cristo, tu Hijo, someterá a ti su reino, y tú lo serás todo para todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: No basta con aclamar a Jesucristo como nuestro Rey y Señor.
Nuestra misión en la vida es hacer que su reino  sea una realidad en medio de nosotros y ofrecer ese reino a los que nos rodean por medio de nuestras palabras y de nuestras obras.
La única manera de llevar esto a cabo es vivir como Jesús vivió:  entregado totalmente a los demás, en amor y servicio.
Para esta tarea y misión necesitamos la fuerza y bendición de Dios.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo  descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

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