sábado, 16 de abril de 2016

MISA Abril 17 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES



MISA  Abril 17  SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
DOMINGO 17
Blanco IV Domingo de Pascua Domingo del Buen Pastor: Oración por Las Vocaciones
Sacerdotales y Religiosas MR p.363 (368) / Lecc. I, p. 337 / LH 4a. Semana
Otros santos: Simeón Bar-Sabbas y compañeros, mártires; Aniceto I, papa y mártir. Beata Clara Gambacorta, abadesa.
YO LAS CONOZCO Y ELLAS ME SIGUEN

ANTÍFONA ENTRADA Cfr. Sal 32,5-6
La tierra está llena del amor del Señor y su palabra hizo los cielos. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que nos lleves a gozar de la alegrías celestiales para que tu rebaño, a pesar de su fragilidad, llegue también a donde lo precedió su glorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Ahora nos dirigiremos a los paganos.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 14. 43-52

En aquellos días, Pablo y Bernabé prosiguieron su camino desde Perge hasta Antioquía de Pisidia, y el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos piadosos acompañaron a Pablo y a Bernabé, quienes siguieron exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía: "La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra".
Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio. Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
del salmo 99, 2.3.5

R/. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R/.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R/.

SEGUNDA LECTURA
El Cordero será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 7, 9. 14-17

Yo, Juan, vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las manos.
Uno de los ancianos que estaban junto al trono, me dijo: "Éstos son los que han pasado por la gran tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono los protegerá continuamente.
Ya no sufrirán hambre ni sed, no los quemará el sol ni los agobiará el calor. Porque el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida, y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí. R/.
EVANGELIO
Yo les doy la vida eterna a mis ovejas.

† LECTURA Evangelio Juan capítulo 10, versículos 27 al 30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno".
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

† REFLEXION Evangelio Juan capítulo 10, versículos 27 al 30

Jesús les va a hacer una declaración terminante de su divinidad. “Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.”

San Juan, nos presenta en este fragmento del Evangelio, algunos interesantes puntos doctrinales. En la fe en Jesús, y, por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz (Jn 3:19-21), espíritu terreno (Jn 8:23), en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí si el Padre no le trae (Jn 6:44). Jesús se presenta con un conocimiento sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: “Yo les doy Vida eterna”, entonces se presenta dotado de un poder trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso dice Jesús: “nadie las arrebatará de mis manos”.

EL BUEN PASTOR LES DA “LA VIDA ETERNA”
Jesús se presenta una vez más a sí mismo como “buen pastor” (Jn 10,11) que conoce y ama a sus ovejas, por ende, como alguien que espera encontrar en las ovejas escucha, obediencia y seguimiento confiado.

El buen pastor les da “la vida eterna”: ésa es la obra esencial para la que ha venido Jesús (Jn 17,2), y la vida eterna es precisamente el conocimiento-comunión de amor con Dios y con su Enviado (Jn 17,3). Es así con este fragmento del Evangelio se expresa la intensidad de la pertenencia: las ovejas – los creyentes, los discípulos – que reciben la vida de Jesús están siempre en sus manos, “Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado” (Jn 17,12), y por eso gozan de una seguridad eterna. El mismo Padre se las ha confiado, y como nadie es mayor que Dios, nadie se las puede arrebatar. Se trata de afirmaciones que alientan a la comunidad cristiana, que sigue estando sometida a prueba por la persecución y sigue estando asediada por las herejías.

Pertenecer a Jesús significa pertenecer a Dios mismo, para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al Padre y el Padre pertenece al Hijo, en la unidad del amor que es el Espíritu Santo.

MI PADRE, QUE ME LAS HA DADO
Todo este rebaño espiritual es un don del Padre a El. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros como para conducir las ovejas y darles la vida eterna.

Las ovejas que oyen su voz y la garantía de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el Padre, el cual don es más bello que todas las cosas. Nada es comparable a la vida eterna, que Jesús dispensa (Jn 17:1-4). El mismo lo dijo en otra ocasión en tono de pregunta: - ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? – (Mt 16:26; Lc 9:25) .

EL PADRE Y YO SOMOS UNA SOLA COSA
Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, “Yo y el Padre somos una sola cosa.” Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese – (Jn 17:5.24), lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, era Dios.

Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las palabras de Jesús, prueban la consubstancialidad con el Padre y por lo tanto, su divinidad.

San Agustín, escribe en el Libro I de la Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más presente. Dios es el más trascendente. Hacia el debe orientarse el hombre. En el se debe vivir
La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Levantemos, hermanos, nuestros ojos a Cristo, obispo y pastor de nuestras almas, y pongamos en sus manos, con toda confianza, las necesidades de los hombres diciendo: Jesús, Buen Pastor, sálvanos. (R/. Jesús, Buen Pastor, sálvanos).
Para que los obispos, los presbíteros y diáconos apacienten santamente a los pueblos que tienen encomendados, roguemos al Señor.
Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras, roguemos al Señor.
Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Dios nuestro, fuente de gozo y paz, que has concedido a tu Hijo el poder y la realeza sobre los hombres y los pueblos, escucha nuestra oración y sosténnos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos separemos de nuestro pastor, que nos conducirá hacia fuente de aguas vivas, y que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I- V de Pascua

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Buen Pastor, vela con solicitud por tu rebaño y dígnate conducir a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo, a las praderas eternas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

OTRAS REFLEXIONES AL EVANGELIO DE HOY

† REFLEXION Evangelio Juan capítulo 10, versículos 27 al 30

Él nos lo dice: Yo soy el Cristo. Pero muchas veces no lo escuchamos. Él nos habla siempre con hechos más que con palabras. ¿Cuántos milagros se han realizado a lo largo de los siglos en la Iglesia y cuán poca confianza a veces tenemos? Es Cristo quien nos está hablando a través de todas estas obras.

Nos habla sobre todo en el silencio, en un atardecer en el mar, en la brisa cargada de fragancias de los campos, en el canto de los pajaritos... son las palabras de Dios que utiliza para comunicarnos su amor. Dios no nos habla en la fuerza de la tormenta, ni en el huracán, nos habla en el susurro de la brisa.

Además el Señor es nuestro Pastor, con Él nada temeremos, porque nos protege bajo su mano. Él se olvida de sí mismo para darnos su amor, como un verdadero Pastor sufre frío, calor, cansancio, sed, hambre... por amor.

Nosotros somos las ovejas de Cristo, fuimos entregados a Él por el mismo Padre celestial. Tanto es el amor de Dios que en todo momento se recuerda de nosotros. Nunca seremos arrebatados de la mano del Padre. Él nos protege y nos cuida entre sus manos.

Él y el Padre son uno. Uno que significa unidad, reflejo e imagen de la unidad que tenemos que vivir entre nosotros. Los hijos con los padres, los padres entre sí, los hermanos, los amigos, los que no conozco, los enemigos. Es el ejemplo de Cristo el que debemos imitar.

Bendición Hermanos: En esta celebración eucarística Cristo ha estado con nosotros como nuestro Buen Pastor.  – Que él esté también con nosotros en nuestra vida y nos guíe por medio de su Santo Espíritu. Que también nos haga pastores, los unos de los otros: que, como hermanos, nos preocupemos unos de otros, nos animemos y apoyemos mutuamente; y que así lleguemos a ser para el mundo un signo del amor fiel y bondadoso de Dios.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.


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Cursillista  M. E. Winston Pauta Avila
Guayaquil - Ecuador
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