miércoles, 1 de noviembre de 2017

MISA Noviembre 2, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES





MISA  Noviembre 2,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Conmemoración de los fieles difuntos
Jueves, 2 de noviembre de 2017
CONMEMORACION DE LOS FIELES DIFUNTOS
NOTA: Las lecturas sugeridas aquí son sólo unas pocas tomadas de entre muchas opciones. La última sección de la edición revisada del Leccionario, “Misas para Difuntos”, ofrece unas 46 lecturas para escoger.
CREADOS PARA LA VIDA
Morado-Negro / Blanco MR, pp. 824-827 (857-860) / Lecc. II, pp. 1149-1160
LA VIDA DE LOS JUSTOS

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Tes 4, 14; 1 Cor 15, 22
Así como Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que a los que mueren en Jesús, Dios los llevará con él. Y así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida.

Acto Penitencial
Por su muerte y resurrección, Cristo nos trajo esperanza, vida y alegría. Con la mayor confianza le pedimos perdón por nuestros pecados.
(Pausa)

Señor Jesús, Hijo del Dios vivo: Tú viniste al mundo para compartir nuestras penas y alegrías: R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús: tú te entregaste a la muerte en la cruz para vencer al pecado y a la muerte en nosotros: R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú resucitaste de entre los muertos para ser nuestro camino de vida y alegría infinitas: R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdona todos nuestros pecados. Ayúdanos a vivir tu vida en la tierra y llévanos a nosotros y a todos los fieles difuntos a la felicidad de la vida eterna.

ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, benignamente nuestras súplicas, y concédenos que al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hijo de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
El Señor destruirá la muerte para siempre.

Del libro de la Sabiduría: 3, 1-9

Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14
R/. Espero ver la bondad del Señor.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R/.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R/.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No rechaces con cólera a tu siervo. R/.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R/.

SEGUNDA LECTURA
Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos.

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 14-16

Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 25, 34
R/. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. R/.
EVANGELIO
Vengan, benditos de mi Padre.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: `Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio Mateo: 25, 31-46

El Juicio Final, el "Dies Irae", hace temblar mi corazón. Sin embargo, Señor, tu mensaje es sencillo, tu mandamiento fácil de cumplir. Estás a mi lado en tiempos de necesidad; sólo tengo que estirar mis manos para alcanzarte.
En Jesús todos somos hermanos y hermanas en la imágen de Dios. Dios es tan grande que todos somos como Dios. ¿Qué significa eso hoy? Este es el gran acto de Fe, en el cual nos empaparemos en las próximas semanas: que Dios se encarnó como nosotros, como uno de nosotros, y nació, vivió, sufrió y murió como todos nosotros. El Dios verdadero se encuentra en las personas verdaderas.
¿Dónde está Dios? ¿Cómo lo puedo encontrar? Estas preguntas son presentadas con frecuencia en el presente, y también lo fueron a Jesús. Él entrega muchas respuestas en los Evangelios; pero la respuesta más fuerte la entrega en el Evangelio del Juicio Final. En los más pobres entre los pobres, encontramos a Jesús. Lo que hacemos por ellos, lo hacemos por Él. La respuesta de sus seguidores a esta parábola fué una sorpresa total - como sería la nuestra si la escucháramos por primera vez. Jesús la tuvo que deletrear para ellos. Mientras estés en oración, puedes imaginar a un grupo de necesitados, y observar en ellos la luz y la necesidad de Jesucristo. ES.

Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Dios vivo, que nos creó para la vida y la felicidad. Dios no nos va a entregar a la muerte definitiva, sino que nos va a dar vida eterna. Oremos diciéndole: R/ Señor de vida, escucha bondadoso a tu pueblo.

Por los difuntos de nuestras familias y de nuestra comunidad, por todos los que significaban mucho para nosotros en la vida, para que Dios, que los llamó por su nombre, sea su alegría sin fin, roguemos al Señor: R/ Señor de vida, escucha bondadoso a tu pueblo.

Por los que tuvieron que sufrir mucho en la vida a causa de la enfermedad, de la injusticia o de la pobreza, para que sus penas se acaben ya ahora, y para que su felicidad no tenga fin, roguemos al Señor: R/ Señor de vida, escucha bondadoso a tu pueblo.

Por los difuntos que tuvieron que caminar en la vida en triste soledad, porque nadie o muy pocos se cuidaron de ellos, o porque ellos mismos eran personas inadaptadas y solitarias, o porque sus hijos o compañeros les abandonaron; también por aquellos por quienes nadie llora, para que ahora puedan descubrir y gozar la alegría de la amistad de los santos en el cielo, roguemos al Señor. R/ Señor de vida, escucha bondadoso a tu pueblo.

Y finalmente por nosotros mismos, para que sepamos ayudarnos y apoyarnos unos a otros en el viaje a través de la vida, para que vayamos juntos por los caminos del Señor y compartamos penas y alegrías, vida y muerte, roguemos al Señor: R/ Señor de vida, escucha bondadoso a tu pueblo.

Oh Dios de vida, te damos gracias por la certeza que nos das de que los muertos están en tus manos y que nosotros estamos llamados y destinados a la vida eterna, gracias a tu Hijo Resucitado, Jesucristo. No permitas que se inquiete nuestro corazón, y reúnenos un día con gozo con todos los que hemos conocido y amado. Llévanos a todos hacia ti por medio de aquél que es nuestro camino, Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean gratas, Señor, nuestras ofrendas, para que tus fieles difuntos sean recibidos en la gloria con tu Hijo, a quien nos unimos por este sacramento de su amor. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Prefacio de difuntos I-V, MR pp. 548-552 (549-553).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que tus fieles difuntos, por quienes hemos celebrado este sacrificio pascual, lleguen a la morada de la luz y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 605 (613).

Bendición
Hemos rogado hoy por todos los difuntos, conocidos o desconocidos, distantes o cercanos.
Ha sido una ocasión para nosotros de profundizar nuestra fe en la resurrección prometida a los difuntos, y también a nosotros, peregrinos todavía en este mundo. Creemos en un Dios vivo que quiere que todos vivan en su alegría y amor. Que nuestro Dios de la vida nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que esta bendición se prolongue por siempre.



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