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EUCARISTÍA. Febrero 29, Santoral, Reflexión y Peticiones.
SÁBADO 29
Morado Feria después de Ceniza MR, p. 191 (208) / Lecc. I, p. 704
EL MÉDICO Y LOS ENFERMOS Is 58,9-14; Lc 5,27-32
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 68, 17
Escúchanos, Señor, porque grande es tu misericordia; por tu ternura, Señor, vuelve a nosotros tus ojos.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende tu mano poderosa para damos tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo ...
PRIMERA LECTURA
Cuando compartas tu pan con el hambriento. brillará tu luz en las tinieblas.
Del libro del profeta Isaías: 58, 9-14
Esto dice el Señor: “Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan.
Construirás sobre tus viejas ruinas y edificarás sobre cimientos muy antiguos; te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos.
Si detienes tus pasos para no violar el sábado y no tratas tus negocios en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te haré gustar la herencia de tu padre Jacob”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 85, 1-2.3-4.5-6.
R/. Señor, enséñame a seguir fielmente tus caminos.
Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía. R/.
Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría. R/.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Ez 33, 11
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor.
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Del santo Evangelio san Lucas: 5, 27-32
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: “¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?”. Jesús les respondió: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio san Lucas: 5, 27-32.
El evangelio de hoy Jesús llama a un pecador para ser discípulo. Jesús llama a Leví, un publicano, e este, inmediatamente, lo deja todo, sigue a Jesús y empieza a hacer parte del grupo de los discípulos. El gesto posterior de Jesús, de sentarse y compartir la mesa, provocó la rabia de las autoridades religiosas. Estaba prohibido comer con publicanos y pecadores, pues sentarse a la mesa con alguien era lo mismo que tratarle como hermano. Con su gesto Jesús estaba acogiendo a los excluidos como hermanos de la misma familia de Dios. Tal vez como en ese tiempo se podría reclamar que Leví no estaba listo, que no “cumplía con los requisitos de ingreso”, pero eso ante nuestra mirada y no ante los criterios del Señor. Las personas que seguían a Jesús y convivían con él no eran santas. Eran personas comunes, como nosotros. Tenían sus virtudes y sus defectos. Con este grupo, Jesús dio comienzo a la revolución más grande de la historia. Vale la pena destacar y agradecer la llamada que hizo y que nos sigue haciendo hoy El Señor. Hoy como ayer nos continua diciendo “Sígueme”.
¿Cómo estoy respondiendo a la llamada del Señor? Jesús acoge e incluye a las personas. ¿Cuál es mi actitud? Y en nuestra sociedad ¿qué actitud se percibe?
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el afecto de un corazón grato a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 9, 13
Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Reanimados por este don de vida celestial, te rogamos, Señor, que lo que en esta vida es sacramento para nosotros, se nos convierta en remedio de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Muéstrate propicio, Señor a tu pueblo, dichoso de haberse acercado a estos santos misterios, para que, habiendo confiado en tu protección, ningún peligro nos aflija. Por Jesucristo, nuestro Señor.
GRUPO DE ORACIÓN DIVINO NIÑO.
Su petición será publicada en nuestras páginas WEBS
P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.
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