viernes, 9 de marzo de 2018

MISA Marzo 10, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES



MISA   Marzo 10,   SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Sábado de la 3ª semana de Cuaresma
Sábado, 10 de marzo de 2018
DIOS  VE  LO  QUE  HAY  EN  NOSOTROS
(0s 6,1-6; Lc 18,9-14)
Blanco Feria de Cuaresma MIL, p. 224 (236): Lecc. I. p. 754 LH. Vísperas I del domingo: 4a. Semana del Salterio. Tomo II: pp. 1412. 3 Y 248. Para los fieles: pp. 722 y 178. Edición popular: pp. 289 y 433
NUBE MAÑANERA
Os 6. 1-6; Lc 18, 9-24

El profeta Oseas asoció la imagen vaporosa del rocío y la neblina del amanecer con la volátil fidelidad de los israelitas a Dios. A esos hombres y mujeres los conocía bien el profeta y por eso les indica un camino de renovación: buscar sinceramente la voluntad de Dios. Por si alguno alegara que era difícil indagarlo, Oseas establece una clara distinción: Dios se complace en los fieles que tratan compasiva y solidariamente a sus hermanos, antes que en la cuantía de las ofrendas que éstos llevan al templo. Por eso mismo, el Señor Jesús exhibe y reprueba al fariseo que se envanece de ayunar dos veces por semana y de pagar los diezmos. Más aún, parecía que tenía una conducta ética recta (no era ladrón ni adúltero) sin embargo, vivía demasiado seguro de sí mismo. Se relacionaba con Dios de manera funcional reclamándole que fuera un simple contador de sus méritos abundantes. Su aparente caridad estaba desprovista de una fe confiada en Dios.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 102, 2-3
Bendice, alma mía, al Señor, y no te olvides de sus beneficios, pues Él perdona todas tus culpas.

ORACIÓN COLECTA
Llenos de alegría por la celebración anual de esta Cuaresma, te rogamos, Señor, que, frecuentando los sacramentos pascuales, gocemos de la plenitud de sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo...

PRIMERA LECTURA
Yo quiero misericordia y no sacrificios.

Del libro del profeta Oseas: 6, 1-6

Esto dice el Señor: "En su aflicción, mi pueblo me buscará y se dirán unos a otros: 'Vengan, volvámonos al Señor; él nos ha desgarrado y él nos curará; él nos ha herido y él nos vendará. En dos días nos devolverá la vida, y al tercero, nos levantará y viviremos en su presencia.
Esforcémonos por conocer al Señor; tan cierta como la aurora es su aparición y su juicio surge como la luz; bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia de primavera que empapa la tierra'.
¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? Su amor es nube mañanera, es rocío matinal que se evapora. Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte con mis palabras. Porque yo quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 50, 3-4. 18-19. 20-21ab
R/. Misericordia quiero, no sacrificios, dice el Señor.

Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos, y purifícame de mis pecados. R/.
Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.
Señor, por tu bondad, apiádate de Sión, edifica de nuevo sus murallas. Te agradarán entonces los sacrificios justos, ofrendas y holocaustos. R/.

Sábado, 10 de marzo de 2018

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Sal 94, 8
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R/.
EVANGELIO
El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo no.

Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás:
"Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias'.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: 'Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador'.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION Evangelio según san Lucas: 18, 9-14

Los dos hombres que fueron a orar al templo eran buenas personas. El fariseo podía hacer una lista correcta de sus cualidades. Pero, desafortunadamente, él se sentía mejor que los otros. Ninguno de nosotros puede decir ante el Altísimo que es superior a otra persona.
El colector de impuestos se quedó al fondo del templo. Ante Dios, él estaba consciente de que era un pecador, pero pedía misericordia. Se sentía humilde e indigno ante la grandeza del Todopoderoso.
El Papa Francisco nos recuerda continuamente que Dios nunca se cansa de perdonarnos, pero nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ES.
¿Puedo alguna vez desprenderme del fariseo que hay en mí? Yo siento que es tan fácil sentirse superior a los demás, de una u otra manera, al tiempo que soy ciego/a frente a mis propias debilidades. Sólo haciendo mía la humilde oración del publicano, puedo estar protegido/a de este peligro: ¡”Dios, sé misericordioso conmigo, un/a pecador/a!
Cuán fácil es medir nuestra bondad por las cosas que hacemos, y no por lo que llena nuestro corazón. Pido recibir la gracia de un corazón puro. ES.

Intenciones
Para que reconozcamos humildemente ante el Señor que somos mujeres y hombres heridos espiritualmente, necesitados de curación interior, roguemos al Señor.
Para que no nos preocupemos en exceso de cumplir observancias externas, sino más bien de que nuestra vida y nuestras obras sean sinceras y transparentes a los ojos de Dios y a los de los hermanos, roguemos al Señor.
Para que no presumamos nunca ante el Señor de lo que hemos hecho por él, sino que reconozcamos agradecidos lo mucho que él ha hecho por nosotros, roguemos al Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, de cuya gracia nos viene que podamos, contritos de corazón, acercarnos a tus sacramentos, concédenos que, al celebrarlos dignamente, podamos rendirte una alabanza perfecta. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V MR. pp. 492-496 (493-498).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 18, 13
El publicano, en cambio, se quedó lejos, se golpeaba el pecho y decía: Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, tributar digno homenaje a estos santos misterios, con los que sin cesar nos alimentas, y recibirlos siempre con espíritu de fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional

Despliega, Señor, sobre tus fieles el auxilio de tu mano poderosa, para que podamos buscarte de todo corazón y merezcamos recibir lo que dignamente te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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