MISA Junio 11, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
DOMINGO 11
Blanco Solemnidad, La Santísima Trinidad
[Se omite la memoria de San Bernabé, apóstol] MR p. 447 (445) / Lecc. II, p. 95
UNA LARGA Y AMOROSA ENTREGA
ANTÍFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente.
Del libro del Éxodo: 34, 4-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había mandado el Señor. El Señor descendió en una nube y se le hizo presente. Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó: "Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel".
Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró, diciendo: "Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros, aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados, y tómanos como cosa tuya". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56.
R/. Bendito seas para siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso. R/.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino. R/.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 13, 11-13
Hermanos: Estén alegres, trabajen por su perfección, anímense mutuamente, vivan en paz y armonía. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Los saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Apoc 1,8
R1. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R/.
EVANGELIO
Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salvara por él.
LECTURA Evangelio Juan: 3, 16-18
"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN Evangelio Juan: 3, 16-18
Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su único Hijo”. Creemos que Dios interviene en la historia humana, y que entregó a su único Hijo, para demostrar que su actitud hacia nosotros es la de un padre amante. Dios ama el mundo, ama a cada uno de nosotros, y me ama a mí.
Ése es todo el mensaje de Jesús, expresado en sus palabras, e integrado, directa o indirectamente, en la totalidad de su vida. Como dijo un teólogo sobre su mensaje: “No hay nada más”. ¿Estoy convencido/a de eso?
Por amor a mí, Dios desea mi salvación, mi ser hecho un todo.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos. (R/. Santísima Trinidad, escúchanos.)
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Padre fiel y misericordioso, que enviaste al mundo a tu Hijo Unigénito y quisiste que tu Espíritu fuera para nosotros principio de vida, constructor de unida y fuente de amor, escucha nuestras oraciones, fortalece nuestra fe e inspíranos sentimientos de paz y de esperanza para que, reunidos en la comunión de tu Iglesia, bendigamos siempre tu nombre glorioso y santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Santísima Trinidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6
Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Una lectura superficial del Antiguo Testamento puede darnos la impresión de habernos encontrado con un Dios implacable, que se apresura a desarraigar de la tierra a los pecadores. Nada más incompleto que esa simplificación burda del Dios, que ama intensamente a su pueblo. Quien conozca con detalle la historia de Israel comprenderá las recurrentes prácticas idolátricas cometidas por los dirigentes, pero también por el pueblo llano. Esa historia escrita con migraciones y rupturas no puede interpretarse sin la persistente determinación de un Dios decidido a cuidar a su pueblo. La plenitud de ese amor se nos desvela en Jesús, que vive volcado permanentemente hacia las mujeres, los enfermos y los marginados de toda condición. Él se decidió a quitar el entramado de prejuicios y mentiras que sumen en la desesperanza a la gente sencilla, que sufre la pobreza y la discriminación. Conviene preguntarnos corno cristianos, si en esta hora ¿ocultamos o transparentamos ese rostro compasivo de Dios?
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