MISA Enero 19 SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
MARTES 19
Misa por La Unidad de Los Cristianos “B”
Verde
MR p. 1069 (1114); Lecc. I p. 511.
Otros Santos: Mario de Persia y compañeros, mártires;
Macario Alejandrino, abad. Beato Marcelo Spínola, fundador.
EL SEÑOR VE EL CORAZÓN
1 Sm 16, 1-13; Mc 2 23-28
El relato de la unción de David es de sobra conocido;
efectivamente, luego de que Jesé hace desfilar a cada uno de sus hijos delante
de Samuel, finalmente llega David, el más pequeño de todos, caracterizado de
forma magnífica como alguien de buen tipo y hermosa presencia.
Acto seguido Samuel ungió a David que quedó fortalecido
por el espíritu del Señor. La lección es doblemente importante: al hacer una
elección conviene fijarse como Dios, en el corazón de las personas y segundo,
los pequeños y sencillos son los preferidos del Señor. La controversia que nos
refiere el Evangelio de san Marcos es aleccionadora, el Señor Jesús nos enseña
que las personas están por encima de las reglas, y que éstas son instrumentos orientados
a la humanización de la convivencia humana y no al revés.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 105, 47
Sálvanos, Señor, Dios nuestro, y reúnenos de entre las
naciones, para que podamos celebrar tu santo nombre y cantar tu alabanza.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que uniste a pueblos diversos en la
confesión de tu nombre, concédenos querer y poder practicar cuanto nos mandas,
para que, el pueblo llamado a poseer tu Reino, tenga una misma fe en sus
pensamientos y un mismo amor en sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
David fue ungido rey de Israel delante de sus hermanos y
el espíritu del Señor estuvo con él.
Del primer libro de Samuel: 16, 1-13
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: “¿Hasta cuándo
vas a estar triste por Saúl? Yo ya lo rechacé y él no reinará más sobre Israel.
Ve a la casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un
rey. Llena, pues, tu cuerno de aceite para ungirlo y vete”.
Pero Samuel le replicó: “¿Cómo voy a ir? Si Saúl se entera,
me matará”. El Señor le respondió: “Lleva contigo una ternera y di: ‘Vengo a
ofrecer un sacrificio al Señor’. Invita a Jesé al sacrificio y yo te indicaré
lo que has de hacer. Luego ungirás al que yo te señale”.
Hizo Samuel lo que el Señor le había dicho. Cuando llegó
a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirlo temerosos y le
preguntaron: “¿Vienes en son de paz?” Les respondió: “Sí. Vengo a ofrecer un
sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio”. Luego purificó
a Jesé y a sus hijos y los invitó también al sacrificio.
Cuando se presentaron ante él, al ver a Eliab, el hijo
mayor de Jesé, Samuel pensó: “Éste es, sin duda, el que voy a ungir como rey”.
Pero el Señor le dijo: “No te dejes impresionar por su aspecto ni por su gran
estatura, pues yo lo he descartado, porque yo no juzgo como juzga el hombre. El
hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones”.
Entonces, Jesé llamó a su hijo Abinadab y lo hizo pasar
ante Samuel, el cual le dijo: “Tampoco a éste lo ha escogido el Señor”. Jesé
hizo pasar a Samá, pero Samuel le dijo: “A éste tampoco lo ha elegido el
Señor”. Así fueron pasando ante Samuel siete de los hijos de Jesé; pero Samuel
dijo: “Ninguno de éstos es el elegido del Señor”. Luego le preguntó a Jesé:
“¿Son éstos todos tus hijos?” Él respondió: “Falta el más pequeño, que está
cuidando el rebaño”. Samuel le dijo: “Hazlo venir, porque no nos sentaremos a
comer hasta que llegue”. Y Jesé lo mandó llamar.
El muchacho era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces
el Señor dijo a Samuel:
“Levántate y úngelo, porque éste es”. Tomó Samuel el
cuerno con el aceite y lo ungió delante de sus hermanos. A partir de aquel día,
el espíritu del Señor estuvo con David. Samuel se despidió y regresó a Ramá.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88, 20. 21-22. 27-28
R/. He encontrado a David, mi servidor.
Hablando tú en visión a tus amigos un día les dijiste: “He
escogido a un valiente de mi pueblo y he ceñido a sus sienes la corona. R/.
He encontrado a David, mi servidor, y con mi aceite santo
lo he ungido. Lo sostendrá mi mano y le dará mi brazo fortaleza. R/.
Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege
y que me salva’. Y yo lo nombraré mi primogénito sobre todos los reyes de la
tierra”. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras
mentes, para que podamos
comprender cuál es la esperanza que nos da su
llamamiento. R/.
EVANGELIO
El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el
sábado.
LECTURA Evangelio Marcos capítulo 2, versículos 23 al 28
Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus
discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le
preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en
sábado?”
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David
una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la
casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes
sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus
compañeros”.
Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre, y
no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio Marcos
capítulo 2, versículos 23 al 28
Cuentan que en un reino no muy lejano, había un rey,
famoso por su grande amor y misericordia a su pueblo. Tan grande era este amor,
que un buen día decidió establecer un día de descanso (sabbat) para todos sus
súbditos. Pero no sólo eso, sino que quería estar con ellos y que gozaran de su
presencia y de su grande amor. Por ello, tuvo la feliz idea de que no sólo
fuera un día de descanso en el que el pueblo no trabajara, sino que sería un
día dedicado a convivir y compartir con su rey. Ofreció pues un gran banquete a
diversas horas del día, pues tal era la cantidad de su súbditos y la grandeza
de su amor por ellos. Y en cada uno de estos banquetes, el rey estaba presente
para escuchar atentamente a sus súbditos y satisfacer sus necesidades, para
animarles y fortalecerlos.
Pues bien, ¿qué ha hecho por nosotros el Rey de reyes,
para cada uno de sus fieles del Reino de los cielos? Algo parecido, pero
infinitamente más grande. Desde la creación, instituyó el "día de
descanso" en el que admiró la bondad y la belleza de su creación. Y como
Él es "dueño del sábado" (esto es, del descanso o día del descanso),
lo ha querido compartir con nosotros para darnos el verdadero descanso, la paz
del alma. Es por ello que de manera especial, el domingo (el "Día del
Señor" -Dominus-), se nos ofrece en alimento en el Gran Banquete
Eucarístico, y dispone a sus sacerdotes para otorgar a quienes lo necesiten su
perdón y la reconciliación para poder participar de su Mesa Sagrada.
Este es el gran significado y realidad del "Día del
Señor": vivir en Cristo y alegrarnos en Él por la paz y la salvación que
nos ha venido a traer. ¿Puede hacer algo más por nosotros nuestro gran Rey?
Propósito: Revisar y, si es necesario, rectificar cuál es
mi actitud ante los mandamientos. ¿Son un deber o medios para crecer en el
amor?
Bendición Hermanos:
Las leyes se hacen y son para el pueblo, no el pueblo para las leyes. Esto se
aplica también a las leyes de Dios. Los mandamientos son pautas o directrices,
ayudas para el pueblo, no absolutos tiranos.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, al celebrar el memorial de nuestra salvación,
imploramos humildemente tu clemencia, a fin de que este sacramento de amor sea
para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio propio
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Col 3, 14-15
Sobre todas las virtudes pongan el amor, que es el
vínculo de la perfecta unión; y que en sus corazones reine la paz de Cristo a
la que han sido llamados en un solo cuerpo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos, Señor, tu espíritu de caridad, para que, por
la eficacia de este sacrificio, hagas que, cuantos creen en ti, vivan concordes
en un mismo amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
OTRAS REFLEXIONES AL EVANGELIO DE HOY
REFLEXION Evangelio Marcos
capítulo 2, versículos 23 al 28
“El sábado está hecho para el hombre; no, el hombre para
el sábado”. Y ataca en profundidad: “El Hijo del hombre es señor del sábado”.
Para un seguidor de Jesús escuchar la contundencia de estas afirmaciones sería
elemental para no caer nunca en ensalzar los ritos, normas y fórmulas por
encima del hombre. Pero nuestro “fariseísmo” oculto se hace presente, con mucha
frecuencia, entre nosotros. El fútil motivo de
desgranar unas espigas para matar el hambre desencadena la pelea entre
Jesús y sus enemigos.
Jesús acude a sus mismas armas, a la misma historia para
remover sus escrúpulos de observancia. David recurrió a los panes
“presentados”, sagrados, del templo ante la necesidad de sus hombres muertos de
hambre. Y no se hundió la religión del pueblo ni Dios lanzó sus iras ante
tamaño sacrilegio. En el centro del mensaje de Jesús está el hombre, no la
norma. Y, desde aquí, las relaciones del hombre con Dios y con los demás no
chirrían. Dios, el hombre, las normas están en el mismo círculo, van derechas
al bien de los hijos de Dios.
Caemos en la tentación de absolutizar las cosas. Y el
absoluto único es Dios. La ley nos lleva a Dios porque hace bien al hombre. Si,
de alguna manera, le esclaviza, ya no viene de Dios. Una vez más, hemos de
recurrir a distinguir el espíritu y la letra. Obedecemos a la ley; no, a
minucias y casuísticas que son inútiles y hacen infeliz al hombre. Cuando así
hablamos, no olvidamos que no siempre los hombres cumplimos ni el espíritu de
la ley. Pero, bueno, hoy y al hilo de la palabra, pongamos en primer plano la
grandeza evangélica del hombre sobre el sábado.
Y hablar del sábado judío nos permite hacer una
derivación a nuestro Domingo, el Día del Señor. Si en el pasado, hemos podido
caer en las minucias, vivamos hoy nuestro gran día semanal. Abandonemos la
casuística (trabajos serviles y liberales, cuánto tiempo rompía el descanso
obligado, a qué parte de la misa había que llegar para que no cayéramos en
pecado mortal, etc.), y exultemos en nuestra Pascua semanal.
Una regla de oro, y fácil, es preguntarse, en tono de
apertura sincera a Dios: esas cosas que discutimos y que juzgamos tan
intangibles, ¿son la expresión de lo que Dios quiere y nos pide, o son, más
bien, lastre de una historia que ha hecho costra entre nosotros? Seguros de que
Dios nos sacará de muchas estrecheces de mente y corazón.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones, cuando sea menester ayúdenos con sus oraciones.
Cursillista M.E. Winston Pauta
Avila
Guayaquil - Ecuador
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