EUCARISTÍA Abril 17, Santoral, Reflexión y Peticiones
VIERNES 17
EN EL NOMBRE DE JESÚS Hech 4, 1-12; Jn 21, 1-14
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr: Sal 77. 53
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que estableciste el misterio pascual como alianza de la reconciliación humana, concédenos manifestar en las obras lo que celebramos con fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Fuera de Jesús no hay salvación.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 4,1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados porque los apóstoles enseñaban al pueblo y anunciaban la resurrección de los muertos por el poder de Jesús. Los aprehendieron,
y como ya era tarde, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente. Pero ya muchos de los que habían escuchado sus palabras, unos cinco mil hombres, habían abrazado la fe.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y cuantos pertenecían a las familias de los sumos sacerdotes. Hicieron comparecer ante ellos a Pedro y a Juan y les preguntaron: "¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho todo esto?".
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido como salvador nuestro". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117,1-2 y 4. 22-24. 25-27a
R/. La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Digan los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna". R/.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 117, 24
R/. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
Se acercó Jesús; tomó el pan y se lo dio a sus discípulos y también el pescado.
Del santo Evangelio san Juan: 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Cana de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastro hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
REFLEXIÓN Evangelio san Juan: 21, 1-14
¡ALELUYA. CRISTO RESUCITÓ. ALELUYA! Dentro de esta Octava de Pascua el Evangelio de hoy, nos presenta uno de los encuentros del Resucitado con sus discípulos; se trata de la “pesca milagrosa”, tercera aparición de Jesús a Pedro y otros discípulos reunidos junto al lago de Tiberíades. Desde este relato, hoy fijamos la mirada en estos “pescadores de hombres” que intentaron pescar toda la noche. ¿Cuántas veces en la vida nos empeñamos en hacer las cosas a nuestra manera? ¿Cuántas veces “tiramos las redes” y no obtenemos nada – nada de lo verdaderamente importante? Sin embargo, la historia no termina así… en algún momento llega Jesús – siempre llega – y nos habla… Lo importante es acoger su Palabra y convertirse a ella; así lo hicieron aquellos experimentados pescadores: que más allá de su lógica, obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta con su experiencia. El resultado: Se encuentran con el mar de alegría, y con el alimento que reconforta. Jesús sigue presente hoy como ayer al borde del lago de nuestra vida, de nuestra historia.
¿Te aconteció alguna vez que te han pedido echar la red por el lado derecho del barco de tu vida, contrariando toda tu experiencia? ¿Has obedecido? ¿Echaste la red?.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, realiza bondadoso en nosotros el intercambio de este sacrificio pascual, para que pasemos de los afectos terrenos al deseo de los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), MR. p. 504 (500).
ANTIFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 21,12-13
Dijo Jesús a sus discípulos: Vengan a comer. Y tomó un pan y lo repartió entre ellos. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado, para que, una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
La despedida se hace como en el día de Pascua.
GRUPO DE ORACION DIVINO NIÑO.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.
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