
EUCARISTÍA Enero 6,
Reflexión y Peticiones
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO cfr. 1 Tm 3, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido proclamado a las naciones.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido anunciado al mundo. R/.
EVANGELIO
Lo vieron caminar sobre el agua.
Del santo Evangelio san Marcos: 6, 45-52
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los
panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran
a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró
al monte a orar.
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y
Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento
les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes del
amanecer, y parecía que iba a pasar de largo.
Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era
un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban
espantados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "¡Ánimo! Soy yo; no
teman". Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos estaban
llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los panes, pues
tenían la mente embotada. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION Evangelio san Marcos: 6, 45-52
En el Evangelio de hoy Jesús se revela como un Dios
poderoso, que se despliega fuera de los límites de la naturaleza. Jesús viene
hacia los discípulos sobre las olas, para manifestarles algo desde siempre
válido: como Dios se abre camino por encima de las olas, así triunfa con su
venida Jesús sobre el vendaval. Jesús los invita a creer y a esperar. Sin
embargo, muchas veces nuestra actitud es similar a la que tienen los apóstoles:
seguimos teniendo miedo, o miedos. Es que a Dios no siempre se le ve. Hay
muchas tormentas en nuestra vida. Pero el evangelio hoy nos muestra que Dios
siempre está con nosotros, que «viendo nuestros esfuerzos» por alcanzar la
orilla, se pone en camino para rescatarnos y llevarnos a puerto seguro. Por
eso, una y otra vez el mismo Jesús viene a nuestro encuentro, para que podamos
seguir remando. Lo hace en su Palabra, en los sacramentos, en la oración
personal, en la presencia de los otros… Basta con abrir el corazón, para que Él
lo ocupe. ¿Te atreves?
¡Noche, mar agitado, viento contrario! Este es parte
del escenario que nos trae el Evangelio hoy ¿Nos hemos sentido así alguna vez?
¿Qué hiciste para vencer el miedo? ¿Pudiste reconocer la presencia del Señor en
estos momentos?
GRUPO DE ORACIÓN DIVINO NIÑO.
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P.D. No olvide que hay hermanos que también necesitan oraciones.
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