MISA Enero 30, SANTORAL, PETICIONES Y REFLEXIONES
Liturgia Viva del Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Martes, 30 de enero de 2018
SALIÓ PODER DE ÉL
(Año I. Heb 12,1-4; Mc 5,21-43)
Verde De Feria, MR, p. 446 (444); Lecc. I, p. 564 o san David Galván Bermúdez, mártir mexicano* MR, p. 883 (922).
LA VIOLENCIA GUERRERA
2 Sam 18, 9-10.14. 29-25. 30-19, 3, Mc 5, 21-43
Durante varios capítulos el Segundo libro de Samuel nos reporta la confrontación militar entre los partidarios de Absalón y los soldados de David. La lucha por la sucesión al trono enemistó a padre e hijo. La trágica muerte de Absalón generó divisiones y reclamos entre los soldados de David. Joab veía la muerte del hijo del rey con la frialdad de un militar. Por eso mismo se quejaba de la reacción del rey David, que lloraba desconsoladamente la muerte de su hijo Absalón. El grito desgarrador y sincero del rey resulta convincente y patético a la vez. Una familia desgarrada por la violencia termina perdiendo lo más valioso (la vida y la unión familiar) por lo menos importante (el poder o el dinero). Lecciones imprescindibles en estas horas marcadas por la violencia.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 84, 9
Dios anuncia la paz a su pueblo, a todos sus amigos y a cuantos se convierten de corazón.
ORACIÓN COLECTA
Mueve, Señor, la voluntad de tus fieles, para que, secundando con mayor empeño la acción de tu gracia divina, recibamos con mayor abundancia los auxilios de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Hijo mío, Absalón, ojalá hubiera muerto yo en tu lugar
Del segundo libro de Samuel: 18, 9-10. 14.24-25. 30-19, 3
En aquellos días, después de haber sido derrotado por los hombres de David, Absalón, su hijo, se dio a la fuga. Iba montado en una mula, y al meterse la mula bajo las ramas de una frondosa encina, a Absalón se le atoró la cabeza entre las ramas y se quedó colgando en el aire y la mula siguió corriendo. Uno de los soldados lo vio y le fue a avisar a Joab: "Acabo de ver a Absalón colgando de una encina".
Joab se acercó a donde estaba Absalón, tomó tres flechas en la mano y se las clavó en el corazón.
Mientras tanto, David estaba en Jerusalén, sentado a la puerta de la ciudad. El centinela, instalado en el mirador que está encima de la puerta de la muralla, levantó la vista y vio que un hombre venía corriendo solo. Le gritó al rey para avisarle.
El rey le contestó: "Si viene solo, es señal de que trae buenas noticias. Déjalo pasar. Tú, quédate ahí". El centinela lo dejó pasar y permaneció en supuesto. El hombre que venía corriendo, que era un etíope, llegó a donde estaba David y le dijo: "Le traigo buenas noticias a mi señor, el rey. Dios te ha hecho justicia hoy, librándote de los que se hablan rebelado contra ti". El rey le preguntó: "Pero, mi hijo Absalón, ¿está bien?". Respondió el etíope: "Que acaben como él todos tus enemigos y todos los que se rebelen contra mi señor, el rey".
Entonces el rey se estremeció. Subió al mirador que está encima de la puerta de la ciudad y rompió a llorar, diciendo: "Hijo mío, Absalón; hijo, hijo mío, Absalón.
Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío". Le avisaron entonces a Joab que el rey estaba inconsolable por la muerte de Absalón. Por eso, aquella victoria se convirtió en día de duelo para todo el ejército, cuando se enteraron de que el rey estaba inconsolable por la muerte de su hijo. Por ello, las tropas entraron a la ciudad furtivamente, como entra avergonzado un ejército que ha huido de la batalla. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 85, 1-2. 3-4. 5-6.
R/. Protégeme, Señor, porque te amo.
Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía. R/.
Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que, a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría. R/.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 8, 17
R/. Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. R/.
EVANGELIO
¡Óyeme, niña, levántate!
Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 21-43
En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: "Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva". Jesús se fue con él, y mucha gente lo seguía y lo apretujaba.
Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada.
Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les pregunto: "¿Quién ha tocado mi manto?". Sus discípulos le contestaron: "Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ¿Quién me ha tocado?' ". Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido.
Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad". Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: "Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?". Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que tengas fe". No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: "¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida". Y se reían de él.
Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó dela mano y le dijo: "¡Talitá, kum!", que significa: "¡Óyeme, niña, levántate!". La niña, que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mando que le dieran de comer a la niña. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXION santo Evangelio según san Marcos: 5, 21-43
La fe de una persona puede mover hasta el corazón del mismo Dios. Ésta es una condición que todo cristiano debe tener bien afirmada.
Recuerdo que un santo, antes de su conversión estaba buscando la fe. No la encontraba por ningún lado. Le pidió a un perito, a un doctor en teología, a varios cardenales, pero no lograba encontrarla. Un día, pasando por una iglesia se le ocurrió entrar para ver cómo era. Entró justo en el momento de la homilía, mientras el sacerdote que celebraba estaba diciendo: "¡Dios mío!" Esta expresión cambió toda su vida. Vio que la fe no es algo que un doctor en teología pueda dar, sino un don de Dios.
Intenciones
Para que la Iglesia continúe con genuina compasión el ministerio curativo de Jesús, para que los enfermos se sientan confortados, los oprimidos libres, y los pobres y débiles protegidos, roguemos al Señor.
Para que en este mundo hambriento de comida material y de valores espirituales, las Iglesias y las naciones prósperas compartan generosamente con los que tienen menos, roguemos al Señor.
Para que los médicos, enfermeros y enfermeras, y todos los que cuidan de los enfermos y discapacitados, tengan un gran respeto por la vida y en su tarea se inspiren en el amor de Cristo, roguemos al Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos mandaste ofrecer en honor de tu nombre; y ayúdanos a obedecer siempre tus mandatos, para que seamos dignos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 116, 1-2
Que alaben al Señor todos los pueblos, porque gran-de es su amor hacia nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Dios todopoderoso, que, habiéndonos concedido el gozo de participar de esta mesa divina, ya nunca permitas que nos separemos de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El evangelio de hoy afirma sobre Jesús: “Una fuerza especial había salido de él”. Era un poder que curó y que resucitó a una niña. Si nosotros tenemos poder, que sepamos emplearlo siempre para elevar y animar a los hermanos; nunca para menospreciarlos ni humillarlos.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
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